25/5/10

Julio Castellanos, Claudio Amancio Suárez







Límites

Sales a caminar por la página en blanco
lento escribes
hasta ver
cómo el todo añorar es añorarla.

Vacío aún de vacío 
excederás los límites de tu propia escritura;
llegarás a los bordes filosos de la hoja
no habrás de encontrarla

No es su lugar la red que te contiene.

Ella habita otro texto
que acaso
no se ha escrito.

Julio Castellanos, Córdoba, Argentina, 1947



Huellas de lo invisible

Las huellas aparecían de un modo
disperso entrando y saliendo repetidamente
de la noche.
Sólo muy tarde,
cuando inquieto contemplaba la luz envolviendo
las gotas de rocío sobre la ciudad dormida.

Supe que se trataba de un poema sagrado.

Palabras que iluminaron de nuevo el camino
que se había perdido entre la niebla.

En esa íntima penumbra
donde cesa todo ruido, el silencio reconoce

el canto de las cosas más pequeñas. 

Claudio Amancio Suárez, Córdoba, Argentina.

12/5/10

Dardo Dorronzoro

Yo quiero una máquina
Yo quiero una máquina para cada uno de nosotros.
Una máquina para ti, una máquina para mí.
Una máquina zumbadora y alegre,
grande y dócil como un elefante,
que produzca pan, rosas y olvido,
guardapolvos blancos,
mariposas,
y una dulce lluvia para cuando estemos tristes.
Yo quiero, además, tres palmos de tierra para cada uno de nosotros.
Tres palmos de tierra donde poder sembrar una sola semilla de trigo,
una sola violeta,
una sola golondrina,
o donde poder enterrar nuestro perro cuando se muera.
Yo quiero para cada uno de nosotros
un salvoconducto para andar por el mundo,
para andar por la primavera y los melancólicos bodegones,
sin que se nos mire la suela de los zapatos,
el pulgar de la mano derecha
o el interior de nuestro corazón.

Y yo quiero, especialmente para mí,
un carro con cuatro caballos de viento,
un esqueleto de nubes y rocío,
una muchacha sonriendo –para siempre en el recuerdo–
y una paloma de papel de seda.

Declaración Jurada
No es solamente la luna, ni el rocío, ni la luz celeste de los pájaros.
Puede también ser una alpargata vieja, toda agujereada, toda casi muerta, después de   andar fábricas, andamios, o duros y calientes caminos de noviembre.
No, no necesariamente, todo lo poético, debe ser bello.
Yo he visto horribles chicos grises, como la tierra, comiendo tierra, yo los he visto ahí, con sus andrajos y su mugre, reptando, y los he tocado, acariciado su piel y convertido en ángeles, en mariposas, en viento de septiembre.
Porque todo, antes de ser poesía, debe pasar por mi corazón, darlo vuelta con el grito para arriba, colocarlo para el alba, cara al cielo.
Todo debe pasar por mi sangre, por mis huesos, por mi respiración, por el corazón de mi sangre.
Pues, yo soy un poeta, no un hacedor de versos bonitos.
Yo soy un poeta, que ama a los que no tienen amor ni pan, a los que se van, sin haber llegado, a los que, a veces, sonríen, a los que, a veces, sueñan, a los que, a veces, les crece un fusil en las manos, y salen a morir por la vida.
En suma: yo he sido, soy, y seré un poeta revolucionario.
Sobre mi tumba, verán florecer un puño.

Canción para mi sangre libre
Se muere una sola vez.
No habrá más agua, ni amigos;
no habrá más guitarra, ni río, ni muchacha suave;
no habrá, ya, un perro, junto a tu corazón.
Se muere sólo una vez.
Sí.
Y no escupirán mis pasos, ni atarán mi sangre.
Mi lengua es ésta, mírala, nacida para decir cosas.
Y yo no quiero el pan de tus manos, ni quiero el vino.
Yo no quiero, no colgar retratos,
ni dormir entre sábanas almidonadas,
ni quiero que me alumbren de flores, ni de pájaros, ni de trigos.
Yo no quiero silbar, o cantar, o gritar.
Yo no quiero mirar las nubes, o el abdomen sucio de los señores sucios;
yo no quiero mirar de costado a los ministros,
morir en cualquier amanecer con la sangre limpia.

El hombre libre
Estaban los dos hombres, en un calabozo.
¿Por qué estás preso”- preguntó uno.
Porque soy libre- contestó el otro.
¿Y qué es la libertad”
La libertad no existe, como no existe el hombre.
Sólo existe el hombre hambriento y el hombre libre.
¿Y qué es ser un hombre libre”
No decir y no hacer lo que los hombres libres quieren que uno diga y haga.
¿Y si te obligan”
El hombre libre se rió.
Precisamente ” dijo-, ahí está la fuerza del hombre libre. Nadie puede obligarlo a decir ni hacer lo que no quiere.
Sin embargo ” dijo el otro-, ahora, por ejemplo, te obligan a no estar con la mujer que amas.
¿Y quién te dijo ” contestó el hombre libre- que no estoy con ella”
Dardo Sebastián Dorronzoro nació en San Andrés de Giles en 1913, en el corazón de una familia socialista. Poeta, militante y herrero. Recibió menciones y premios por su quehacer poético en distintos concursos.Y su hogar fue centro de reunión de formación poética y política.
Sus libros publicados fueron: la novela “La nave encabritada” (1964) y los libros de poemas “Una sangre para el día” (1974), “Llanto americano” (1984) y “Viernes 25” (1989). Ganó un premio por el libro Llanto Americano en España cuando ya estaba desaparecido, y  recién en junio de 1986 su esposa Nelly recibió ejemplares de ese trabajo que contenía más de 30 poemas.
Colaboró también en publicaciones periódicas y culturales de Vedia, Luján y Tucumán.
Fue secuestrado el 25 de junio de 1976 de su domicilio, y desde entonces permanece desaparecido. Un tiempo antes de su secuestro y desaparición, el poeta escribió:   “Desde hace tiempo siento la amenaza de este viento sobre la luz de mi lámpara, sobre esa luz que apenas me alcanza para no perderme entre las garras del mundo, entre los dientes de esa inmensa muchedumbre de lobos en la sombra”.
Semanas previas al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, Dardo ya había sufrido el accionar del grupo parapolicial que operaba en Luján, denominado “Comando Bruno Genta”, al ser secuestrado de su casa y luego liberado.
En la actualidad se realiza el concurso Nacional de Poesía Dardo Sebastián Dorronzoro en la Universidad Nacional de Luján, cuyo auditorio también lleva el nombre del poeta.

10/5/10

Manuel Bandeira




EL ANIMAL
Ayer vi un animal
en el basurero del patio
buscando comida entre los deshechos
Cuando encontraba algo
no examinaba ni olía
tragaba con voracidad
El animal no era un perro
no era un gato
no era una rata
El animal, Dios mío, era un hombre.

Ronda de caballitos

Los caballitos corriendo
los caballones comiendo…
Tu belleza, ay, Esmeralda
me terminó enloqueciendo.

Los caballitos corriendo
nos, caballones comiendo…
el sol tan claro allá afuera
y en mi alma —¡anocheciendo!

Los caballitos corriendo
y nos, caballones comiendo…
Alfonso Reyes partiendo,
y tanta gente quedando…

Los caballitos corriendo,
los caballones comiendo…
la Italia casi gritando
la Europa desalentando

Los caballitos corriendo
los caballones comiendo…
El Brasil politiqueando,
y nuestra poesía muriendo…
El sol tan claro allá afuera
el sol tan claro, Esmeralda,
y en mi alma —¡anocheciendo!

Manuel Bandeira, Recife-Pernambuco 1886/1968


9/5/10

Derecho de autor, miedos, fobias, orgullos.


En la obra "El retrato de Dorian Gray", Capítulo I, encontré la introducción a lo que quiero expresar hoy y que llevo pensando largo tiempo...
En el centro de la pieza, sobre un caballete recto, descansaba el retrato de cuerpo entero de un joven de extraordinaria belleza; y, delante, a cierta distancia, estaba sentado el artista en persona, el Basil Hallward cuya repentina desaparición, hace algunos años, tanto conmoviera a la sociedad y diera origen a tan extrañas suposiciones.
Al contemplar la figura apuesta y elegante que con tanta habilidad había reflejado gracias a su arte, una sonrisa de satisfacción, que quizá hubiera podido prolongarse, iluminó su rostro. Pero el artista se incorporó bruscamente y, cerrando los ojos, se cubrió los párpados con los dedos, como si tratara de aprisionar en su cerebro algún extraño sueño del que temiese despertar.
-Es tu mejor obra, Basil -dijo lord Henry con entonación lánguida-, lo mejor que has hecho. No dejes de mandarla el año que viene a la galería Grosvenor. La Academia es demasiado grande y demasiado vulgar. Cada vez que voy allí, o hay tanta gente que no puedo ver los cuadros, lo que es horrible, o hay tantos cuadros que no puedo ver a la gente, lo que todavía es peor. La galería Grosvenor es el sitio indicado.
-No creo que lo mande a ningún sitio -respondió el artista, echando la cabeza hacia atrás de la curiosa manera que siempre hacía reír a sus amigos de Oxford-. No; no mandaré el retrato a ningún sitio.
Lord Henry alzó las cejas y lo miró con asombro a través de las delgadas volutas de humo que, al salir de su cigarrillo con mezcla de opio, se retorcían adoptando extrañas formas.
-¿No lo vas a enviar a ningún sitio? ¿Por qué, mi querido amigo? ¿Qué razón podrías aducir? ¿Por qué sois unas gentes tan raras los pintores? Hacéis cualquier cosa para ganaros una reputación, pero, tan pronto como la tenéis, se diría que os sobra. Es una tontería, porque en el mundo sólo hay algo peor que ser la persona de la que se habla y es ser alguien de quien no se habla. Un retrato como ése te colocaría muy por encima de todos los pintores ingleses jóvenes y despertaría los celos de los viejos, si es que los viejos son aún susceptibles de emociones.
-Sé que te vas a reír de mí -replicó Hallward-, pero no me es posible exponer ese retrato. He puesto en él demasiado de mí mismo.

...Toda vez que pongo demasiado de mí misma en algo, siento que me pertenece, que refleja mucho de lo que oculto, lo inconciente, lo incorrecto, lo desmentido, lo no reconocido, por una parte.
Por otra parte existe ese temor a perder lo propio, lo que costó tanto, lo valioso, esa palabra seguida de otra que considero única, esa frase que es como un maravilloso engarce, calidoscopio de ideas y sentimientos que brilla en forma particular.
Estoy pensando en guardar esto en borrador, me pertenece, es mío. Decido sin embargo compartirlo, desoir temores, desviar miedos, poblar planicies abandonadas y silentes.
De todos modos, la ley protege a los autores de cualquier tipo de obra intelectual, industrial, etc.
La mejor forma es publicar inmediatamente, desconozco los derechos sobre publicación virtual, en realidad existe un debate sobre el tema. Si no has publicado, es bueno registrar lo escrito pagando un canon y se renueva cada dos años.
Los sitios de información son de fácil acceso, es bueno conocer los derechos para protegerse, pues los miedos tienen raíces en nuestra lógica además de tenerlas en el inconciente colectivo...
A continuación dejo algunos links, para despejar nieblas, sombras y dudas:




Para leer El retrato de Dorian Gray