26/1/19

Hugo Francisco Rivella



POEMA II
Tengo vientos que pasan como si fueran rosas otros que vuelven tigres de todas
mis honduras llagadas por el ojo que se sumió en el hijo y su dolor a cuestas
tengo alaridos que de la noche vienen golpeados hecho trizas como las mariposas
que el cosmonauta suelta desde el fuego y las manos 
la chispa que enmaraña la flor y la semilla
también tu paso simple al lado de los míos 
tu boca como un lirio que desmaña tormentas 
y el te quiero que sabe a misterio en mi sangre 
el derecho a vivir del niño y la pantera 
del árbol que en la plaza es refugio del ave 
la sombra que se tiende como un manto invisible y es caricia y descanso 
para el que llega exhausto
tengo en el pecho una brasa mecida por la luz de mis ladridos.
del libro: ORACIÓN por mi cuerpo y sus ladridos
Premio XXXVII Leonor de Poesìa 2018
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POEMA PARA RESUCITARME
Asomar la cabeza como el sumergido en ácido
porque no tiene escamas la violación
ni tiene capota ni amianto que la proteja del fuego
ni lengua que inflame los restos de la hoguera 
nos desnudaron poco a poco 
rompieron el cristal 
la matriz de la sombra
el agua que desmadra el cauce en donde se refugia la soberbia 
el poder 
el hombre 
el victimario
el zarpazo del ángel lo hiere a bocanadas
no quiero ser el último
quiero ser un estruendo
el primero que ruede a los pies de la muerte
arrodillar mis sienes
y pueda abrir los ojos sobre el paisaje desierto
en donde debe volver a estar el Paraíso
el rostro que he perdido me busca en lo que he sido
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Ayotzinapa
TENGO DOLOR ¿ACASO PUEDO TENER OTRA COSA?

Tengo dolor ¿Acaso puedo tener otra cosa?
Sí.
Puedo tener la luz quebrada, y a mi sombra, como un espejismo de mi cuerpo, deambular entre los nombres de los 43 normalistas que me llaman desde el lugar en que están.
Sí.
Puedo buscar entre las decenas de fosas clandestinas otros nombres, otras muertes, otros ojos, otros cuerpos. A la distancia, México, parece una tumba sin fondo.
Y desde aquí, también, el eco de los 30.000 mil desaparecidos susurran justicia.
Tengo dolor ¿Acaso puedo tener otra cosa?
Sí.
Porque debo hacer algo.
Un cartel. Un poema. Una rosa en la muerte. Un puño. Una daga en el ojo del político.
Ayotzinapa es el centro del mundo o debiera serlo.
¿Cómo salir a la calle por estos días sin pensar en las madres que buscan a sus hijos a tientas, en la penumbra? Digo, en la penumbra, que desde el poder instalan para que nada pueda verse, o que se vea sea tan solamente muñones de una realidad donde pareciera que todo está bien
Los asesinos de Guerreros Unidos le sacaron los ojos a Julio César Mondragón.
Le sacaron las uñas a Julio César Mondragón.
Lo desollaron vivo a Julio César Mondragón.
Pero desde las cuencas vacías de sus ojos todavía nos sigue mirando Julio César Mondragón.
Chilango, desde los ojos de tu hija, también nos seguirá mirando para siempre.
Julio César Mondragón tu calavera sangra todavía.
En medio de ese dolor, el abuelo de Julio César mojaba una flor en agua bendita e iba salpicando la fosa de su nieto.
¿Pretenden sembrar terror con esta muerte?
Sevicia se llama a esta extrema y excesiva crueldad.
A lo despiadado para infundir miedo. Para silenciar.
¿Qué si no fueron la cabeza de Misael Hernández o de Marino López, decapitados, y sus cabezas rodando en una cancha de fútbol absurda y demencial?
La droga y el poder político avanzan como una mancha voraz sobre México. Lo pone de rodillas. Lo viola. Avanza y no se detiene.
Se extiende como un pájaro negro sobre América latina.
Tengo dolor ¿Acaso puedo tener otra cosa?
Sí.
Puedo exigir Justicia.
Gritar a cuatro vientos la responsabilidad del Estado.. Golpear puertas.
Abrir el corazón.
Preguntar ¿Dónde están?
Abel García Hernández
Abelardo Vázquez Peniten
Adán Abrajan de la Cruz
Alexander Mora Venancio
Antonio Santana Maestro
Benjamín Ascencio Bautista
Bernardo Flores Alcaraz
Carlos Iván Ramírez Villarreal
Carlos Lorenzo Hernández Muñoz
César Manuel González Hernández
Christian Alfonso Rodríguez Telumbre
Christian Tomas Colon Garnica
Cutberto Ortiz Ramos
Dorian González Parral
Emiliano Alen Gaspar de la Cruz.
Everardo Rodríguez Bello
Felipe Arnulfo Rosas
Giovanni Galindes Guerrero
Israel Caballero Sánchez
Israel Jacinto Lugardo
Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa
Jonas Trujillo González
Jorge Álvarez Nava
Jorge Aníbal Cruz Mendoza
Jorge Antonio Tizapa Legideño
Jorge Luis González Parral
José Ángel Campos Cantor
José Ángel Navarrete González
José Eduardo Bartolo Tlatempa
José Luis Luna Torres
Jhosivani Guerrero de la Cruz
Julio César López Patolzin
Leonel Castro Abarca
Luis Ángel Abarca Carrillo
Luis Ángel Francisco Arzola
Magdaleno Rubén Lauro Villegas
Marcial Pablo Baranda
Marco Antonio Gómez Molina
Martín Getsemany Sánchez García
Mauricio Ortega Valerio
Miguel Ángel Hernández Martínez
Miguel Ángel Mendoza Zacarías
Saúl Bruno García
En cada uno de ellos se arrodilla la vida.
En cada uno de ellos, un dios de carne y hueso pide perdón, igual que yo.
Hugo Francisco Rivella
Texto de: La Palabra y los Días de Hugo Francisco Rivella pàra Los Ocultados.
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TORMENTA ALUCINADA
Mi padre llega atravesando el río,
las mariposas verdes de la noche deslucen su cabeza.
Desde la orilla grita mi madre y un trueno zamarrea la boca del relámpago.
Todo parece quieto y a la vez, 
todo gira en un hueco de lechuzas y peces, 
jabalíes desdentados,
ramajes y abanicos y toros sin cabeza.
Me cuelgo del hilito de luz que alumbra el patio. 
Sus ojos maldecidos estrujan el paisaje.
Destellando,
amagando llegar viene mi padre.
La tormenta se duerme en mis brazos pequeños,
y yo
me duermo en los brazos de mi madre que llora.
El caballo de mi padre llega solo
ya no pesa su sombra sobre el lomo.

Endentro de mí. 2010


Hugo Francisco Rivella nació en Rosario de la Frontera, Salta, Argentina, a publicado numerosos libros y cosechado premios nacionales e internacionales. Poeta prolífico, persona sensible a lo que ocurre a su alrededor, testigo de su tiempo, entrañable amigo, suele vérselo rodeado de personas que lo miran, lo abrazan, lo valoran. Un tesoro que vive entre nosotros. Salud, Rivella!

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17/1/19

Osvaldo Pol, el jesuita

















La experiencia
Consiste
en intentar que el pájaro regrese
desde el extremo opuesto de la noche
y pose su cansancio
sobre tu abierto pecho adolescente.

Lo tomas en tus manos,
lo acaricias,
extraes de sus alas todo el viento
y mientras él se entrega a lo innombrable
tú te dejas volar.

Es fácil la experiencia.
Lo difícil
es dar con el momento
que te permita asesinar al pájaro
sin morir a su lado de tristeza.
………………………………………………………..
Sólo una muerte. Sólo una vida

Sólo una muerte para tanta vida.
Sólo una noche sosegada y larga
para abarcar los días con su carga
de ansiedad y memoria sostenida.

Nos bastará una sola muerte erguida
sobre la luz que envuelve y aletarga.
Sólo una muerte aséptica y amarga
para esta fiebre que cabalga henchida,

para esta libertad irrefrenable,
para esta guerra a que la sangre llama,
para este ardido viaje de la suerte,

para este grito tenso, inabarcable,
para este hambre que devora y clama...
Sólo una vida para tanta muerte.

…………………………………………………….
El hornero

Aspiras el barro dulce
que se acumula lento:
el viaje de los días y la muerte.
Sobre el árbol
tu figura de fauno y dios del aire;
pontifical artífice
que modelas la tierra a tu imagen
y le infundes el viento
de tu vuelo.
No sabes —feliz— de los pasos
del que anda.
Ni conoces la angustia
de edificar la casa en las raíces.
Pero tu pura ciencia desconoce
la alegría
de los nidos sin techo:
desnudos en el cielo;
poseídos del aire.

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Quebrada de los cuervos

Rincón de la ermitaña
comitiva
que viene de los siglos del desierto.
Relicario de nidos
y de cantos sujetos al crespón de las cuchillas.
Eres refugio de la primavera.
Y filigrana de la luz y los helechos
que todo lo acarician.
Tienes en ti la extraña condecoración
de muchos pájaros
que vuelan más allá de tu monte
y tu agua,
hacia el horizonte de las cumbres verdaderas.
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Oración


Sentir que el vuelo encuentra su sentido
dejando lejos la inquietud que ha abierto
tanto indagar la noche en el incierto
ir y venir del corazón dolido.
Dejar que el alma se remanse. Henchido
abrir el pecho hacia el seguro puerto.
Y sembrarme a la sombra de ese huerto
que para mí tan solo ha florecido.
Tocar a Dios. Sentirme de Él tocado.
Y comprender entonces boquiabierto
el por qué y para qué de mi latido.
Y descubrir que el vuelo se ha trocado
en un vuelo más alto. Y que el desierto
era el solo refugio apetecido.


El padre Osvaldo Pol falleció en septiembre de 2016.
Pol había nacido en Tancacha, Córdoba, en 1935. Fue alumno del colegio Jerónimo Luis de Cabrera y luego entró en la Compañía de Jesús donde, en el marco de su formación religiosa y académica se licenció en Filosofía.
Ejerció la docencia y, sobre todo, su pasión por la poesía que sembró en más de 12 libros de poemas. Su trabajo literario le mereció reconocimientos en el país y en el exterior, y sus colaboraciones fueron publicadas en diarios y revistas especializadas.
Sus primeros cuatro libros de poemas los publicó en la editorial Cármina: Después de las murallas (1966); Vibraciones (1970); Los bordes de la herida(1978) y Sustancia y accidentes (1983). Luego publicó De destierros y moradas (1981); Homenaje (1981, reeditado en Córdoba en 1997); Situación y Criba, antología y nuevos poemas (1990); Poesie, Centro Internazionale della Grafica. Venezia, 1993; etc.
Figura en la antología que seleccionó Raúl Gustavo Aguirre, en Fausto, 1979; en la de Lidia Vinciguerra, Vinciguerra, 1996; en la de la BAC, Madrid, 1996: Hombre y Dios, cien años de poesía hispanoamericana y otras.
Se han ocupado de su obra muchos críticos y, en 1997, Ediciones El Copista publicó La poesía de Osvaldo Pol, ensayo sobre su obra, escrito por Lila Perrén de Velasco.
En su actividad como conferencista, se ocupó de la obra de Jorge Luis Borges en varias universidades del país y del extranjero, entre ellas, de Colombia y de Italia.

15/1/19

Alejandro Nicotra









LLUEVE
Palabras de la lluvia en la noche del valle,
que escucho -escucho,
sin alcanzar a traducir:
diría, es la respuesta a una plegaria
ignota. (Que hace suya,
ahora, mi aridez.)
Sí, lluvia: igual a gracia
de absolución.
……………………………………………………………
RUTA DEL NORTE
--a Enrique Menoyo--
Las montañas nos van acompañando
y también, pero de otra manera, el algarrobo
que huyó con un puñado de pájaros
tras la última curva; un poco antes
encendí un cigarrillo y recordaste, Enrique,
unos versos remotos de Machado
que escuché sólo a medias, porque de pronto
la tarde se dio vuelta y en un bar (¿de qué tiempo?)
entre el iris de humo, de música, de alcoholes,
otra vez unos ojos, una voz
otra vez: vivas imágenes,
y sin embargo,
sustituciones de una realidad de piedra y polvo,
de la monotonía
con que lo elemental asedia a un viaje en automóvil,
por eso,
cuando vimos el árbol, y con el árbol la casa,
y con la casa el chico,
cuando vimos 
esa pequeña guitarra que saludaba sonriendo,
ese charango
sin más destino que la piedra y la espina,
sólo entonces 
comprendí que esta tierra reclamaba los ojos,
que lo demás nada valía si caían los párpados
sobre los montes duros,
sobre el árbol y su rama con tordos,
sobre el chico y su sonrisa rota,
sobre la soledad.
Alejandro Nicotra
(Del libro "Detrás, las calles", Colec. Adonais,
Edit.Rialp, Madrid, 1971.)
…………………………………………………………
COMO EL POEMA
Se apagan tus vestidos,
igual que cielos o frondas
de soles derrumbados,
y en medio del cuarto o del otoño
sólo hay tu cuerpo, el fruto
único de realidad,
como el poema:
lo digo con las manos,
y late
cada día vivido, la piel
y el fondo
del calor, de la nieve,
sin memoria,
sin sucesión, reunidos
como en la muerte,
en súbita
plenitud, o relámpago.

…………………………………………….
NOCHES
I
Se ha levantado, a mitad de la noche.
-En los vidrios, hay astros
y un espectro lunar,
como restos de un sueño...
Él duda, entre dos sombras.
Pero todo lo borra, en la luz de la lámpara,
un flotante desierto.
II
Tras los vidrios, el hielo de las cumbres:
su flor irreal,
hierática.
Pero aquí arde,
áspera leña, el tiempo:
echa sombras, reflejos tortuosos,
de un azar.
III
El hombre,
en su sillón, frente a la chimenea,
mira cerrarse el párpado
de la última brasa.
(Afuera,
se oyen los pasos, fantasmales,
que inauguran el alba.)
Pero aún él espera
la confidencia, también última, de la noche,
antes que el día en cierne,
ávido de realidad,
le clausure el secreto.


EL PAN DE LAS ABEJAS
(En memoria
de Antonio Esteban Agüero)
El pan de las abejas, la miel de todos.
Sopla el tiempo
sobre la galería de tu casa: nadie
sino la luz sorda, vacía,
entre pilares rotos.
Ni tu sombra, ni el rumor del poema.
(«El agua con racimos y la luz con abejas»…)
Patio sin parras. Seco aljibe.
Ayer,
la madre pasa con un plato de miel.
He visto las colmenas devastadas
y en el aire de marzo,
espacio azul,
el humo que subía desde los panales.
He visto al hombre enmascarado,
los torpes guantes,
y el pueblo de la brisa
y de la flor:
................... gota a gota,
los pequeños
cadáveres.
He visto al sapo gordo
saciado de saqueo.
Sopla el tiempo
desde la fresca sombra de las parras,
los cántaros, las flores. (El temblor
y la luz de las abejas.) Oigo
tu voz.
Un niño pasa con un plato de miel.
He visto las colmenas devastadas,
el humo por el aire de marzo.
Y he visto,
entre las ruinas y la sombra,
el pan hecho de sol;
....................................quiero decir
─lo sabes─: vi tu muerte
y tu vida. (La galería rota
de tu casa, las páginas
doradas.) Y mi vida
y mi muerte,
seguramente iguales.
Un hombre pasa con un plato de miel.
El pan de las abejas,
la miel de todos.
[De “Puertas apagadas” (1976), en:
“Lugar de reunión. Obra poética 1967-2000”,
Ediciones del Copista, Córdoba, 2004].

ALEJANDRO NICOTRA (Córdoba, Rep. Argentina)
Escrior, poeta, licenciado en Letras, profesor.
Fecha y lugar de nacimiento: 25 de marzo de 1931. Sampacho, Provincia de Córdoba.

PREMIOS Y DISTINCIONES
Premio Nacional Iniciación, Comisión Nacional de Cultura, 1951. Premio Regional de Literatura (1957-1959), de la Dirección General de Cultura de la Nación, por su libro inédito Nuevas canciones, 1960. Premio Arturo Capdevila, del P.E.N. Club internacional, por su libro El tiempo hacia la luz, 1968. Premio Leopoldo Lugones, de la Universidad Nacional de Córdoba, por su libro Detrás, las calles, 1969. Accésit del Premio Adonais, Madrid, por su libro Detrás, las calles, 1970. Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, por su libro Puertas apagadas, 1977. Premio Esteban Echeverría, de Gente de Letras, 1991. Premio Konex, 1994. Primer Premio Consagratorio de Letras, junio de 2003.
OBRAS
Poesía: Cuaderno de Córdoba, Santa fe, 1957. Nuevas canciones, Buenos Aires, 1965. El tiempo hacia la luz, Buenos Aires, 1967. Detrás, las calles, Madrid, 1971. Puertas apagadas, Rosario, 1976. Lugar de reunión, Buenos Aires, 1981. El pan de las abejas y otros poemas,Buenos Aires, 1983. Puertas apagadas / Lugar de reunión, Córdoba, 1986. Desnuda Musa, Córdoba, 1988. Hogueras de San Juan, Miramar, 1993. Il pane delle api e altre poesie, Venecia, 1993. Poesía (1976-1993), Córdoba, 1994. Ensayo: Antonio de la Torre, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1966. COLABORACIONES EN: Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid. La Nación, Buenos Aires. La Prensa, Buenos Aires. La Gaceta, Tucumán. La voz del interior, Córdoba. La Capital, Rosario. El litoral, Santa Fe.

12/1/19

Valeria Pariso




Voy a jugar sobre los cangrejales.
Ya deshice la trenza que a mi madre
le llevó horas armar.
Todavía no he llegado y ya
mi cabello flota como si supiera
mantenerse a salvo por sí mismo.
Hace calor.
De noche creo que el calor va a matarme.
Debo buscar espigas de lavanda y ponerlas en frascos
sobre la mesa de luz.
Me acuesto sobre el piso pero no funciona.
Hace años que no duermo.
Es tan larga y aburrida la noche.
Voy a jugar sobre los cangrejales con los pies
desnudos y calientes.
Voy a jugar para saltar lo que duele sin pisarlo.
Voy a entrenarme hasta caer con todo el peso
de mi cuerpo
sobre los caparazones de los cangrejos negros.
El terreno es pantanoso.
No hay de qué temer.
Mis pulmones reconocen que el grado de humedad
es elevado y se hinchan
hasta ocupar el lugar de la fe.

.........................................................
11


Después de tantos años de aquellas
noches terribles de amor,
mi hombre y yo
no tenemos nada nuevo que contar.
Fuimos expertos.
Igual que en los poemas
la buena mano
se juega en la eficacia del remate.


Del libro "Westonia y Sayuri" (inédito)
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Alguna vez
cuando el mar se calme
se verá en la arena
el hueso del intento.
…………………………………………
A los que caen en el silencio porque ninguna palabra es posible.
A los que encuentran la palabra justa y la pueden escribir.
A los que no encuentran la tela del abrigo.
A los que sueñan con el calor en medio de la nieve.
A los que son felices toda la vida porque tuvieron cinco minutos inolvidables.
A los que son infelices toda la vida porque no tuvieron cinco minutos inolvidables.
A los desamparados de toda sombra.
A los que caen.
A los que se levantan.
A los que sonríen de ojos cuando se acuerdan.
A los que lloran de corazón cuando se acuerdan.
A los pobres que nunca vieron el mar.
A los ricos que nunca verán el mar.
A los que creen que la poesía salva.
A los que intuyen.
A los que dudan.
A los que intentan.
A cada uno, salud.
………………………………………………………

Nunca supimos/ si de verdad
tembló Roma/ cuando mi abuelo
volvió a Italia.
Él contó que sí/ que bajó
del avión/ y la patria se le
movió abajo/
igual que el amor
igual que la muerte
igual que el terremoto
que cuarenta años antes/
destruyó las casas de su pueblo.

No supimos qué fue.
Pero tembló.
Todos los temblores se parecen.

Valeria Pariso (Muñiz, Provincia de Buenos Aires, 1970)
Coordina talleres de poesía y, desde el año 2014, el ciclo de poesía en Bella Vista. Algunos de sus poemas fueron traducidos al portugués y al italiano.
Publicó los libros de poesía: "Cero sobre el nivel del mar" Ediciones AqL (2012), "Paula levanta la persiana", Ediciones AqL (2013); "Donde termina esta casa", Ediciones de la Eterna (2015), "Del otro lado de la noche" (2015) Editorial El Mono Armado, "Triza" (2017) Editorial Detodoslosmares, "La trilogía: Uva negra/ Mascarón de proa/ El castillo de Rouen", Vela al viento Ediciones patagónicas (2018).
Sus poemas fueron incluidos en distintas antologías, entre ellas "Antología de poesía iberoamericana actual", Ed. Ex Libric, España, 2018; y "Rapsodia ensamble de voces- Obertura- Editorial El mono armado, 2015.