30/12/10

Max Jacob


CUENTO



En el valle tan luminoso, quisiera cantar los roquedos de conos sucesivos,los árboles tan claros y el perfil de la ogresa cuyos aretes de las orejas formaban la escalera exterior del castillo. Esta hubiese devorado el caballero negro que era la cadena del prisionero, sujeta a la cola negra del caballo. Temía que la cadena le hiriese los dientes y se contentó con la primera rata a su alcance.

Max Jacob


Fuente: http://hecate.com.ar/bianchi/maxjacob.html

29/12/10

Edmond Jabés


He dado la vuelta.

He dado la vuelta sobre mí mismo sin encontrar descanso.

Dirigiéndose a mí, mis hermanos de raza han dicho:

«Tú no eres judío. No frecuentas la sinagoga».

Dirigiéndome a mis hermanos de raza, he contestado:

«Llevo la sinagoga en mi interior».

Dirigiéndose a mí, mis hermanos de raza han dicho:

«Tú no eres judío. Ya no rezas».

Dirigiéndome a mis hermanos de raza, he contestado

«La oración es mi columna vertebral y mi sangre».

Dirigiéndose a mí, mis hermanos de raza han dicho:

«Los rabinos cuyas palabras citas son unos charlatanes.
¿Han acaso existido? y tú te has alimentado con sus palabras impías».

Dirigiéndome a mis hermanos de raza, he contestado:

«Los rabinos cuyas palabras cito son los faros de mi memoria

-uno sólo se acuerda de sí- y vosotros sabéis

que el alma tiene por pétalo una palabra»



Edmond Jabés

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19/12/10

FEDERICO GARCIA LORCA - CARLOS AIUB



MUERTE DE ANTOÑITO EL CAMBORIO


Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir.
*
Antonio Torres Heredia, Camborio de dura crin,
moreno de verde luna, voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban, ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto, medallones de marfil,
y este cutis amasado con aceituna y jazmín.
¡Ay Antoñito el Camborio digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen porque te vas a morir.
¡Ay Federico García, llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado como caña de maíz.
*
Tres golpes de sangre tuvo y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado, encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron cerca del Guadalquivir.


Federico García Lorca, 1928
CARLOS AIUB

Carlos nació en Coronel Dorrego y entre colegio, fútbol –con mas ganas que habilidad, según cuentan-, clases de plástica y algo de Beatles, trascurrieron allí su infancia y juventud junto a sus hermanos menores, Riqui y Marita.
Algunas viejas fotos lo delatan por esos años sobre el altar de la Iglesia del pueblo, primero como disciplinado monaguillo y luego como miembro de Acción Católica, confirmando su condición de chupasirio, tal como muchos lo recuerdan cariñosamente.
Una vez terminados sus estudios secundarios, Carlos emigró a La Plata a estudiar Geología, carrera en la que se graduó tiempo después. Durante esos años, la facultad, la pensión y la realidad descubrieron para él que la iglesia no era herramienta suficiente para alcanzar los cambios legítimos con los que comenzaba a soñar. Se acerca al Peronismo de Base e inicia su militancia barrial; allí conoce a Beatriz Ronco -Bea en sus poemas- quién fue su compañera, esposa y con quién tuvo dos hijos varones. Juntos y en compañía de Riqui, eligen al Movimiento Revolucionario 17 de Octubre (MR-17) como nuevo espacio de lucha, sería el nuevo y definitivo.
El golpe de estado de 1976 hirió trágicamente a la historia del pueblo argentino y lo hizo con la misma intensidad en la familia Aiub: el 9 de Junio de 1977 detuvieron en La Plata a Beatriz Ronco y Ricardo Aiub, al día siguiente a Carlos, de quienes jamás se conoció su paradero; un mes después en un operativo asesinaron a Marita, a su esposo Rafael y a Claudio, el hijo de ambos de solo dos meses de edad; también en julio de ese año, secuestraron en Coronel Dorrego a Maria, la madre de los hermanos Aiub, que tras ser brutalmente torturada, fue liberada días después. Con estas desapariciones y asesinatos aún cercanos en tiempo y espacio, fue hallado el viejo cuaderno anillado que todavía atesora los versos de nuestro padre; “versos aparecidos”

Ramón Aiub Ronco y Juan Aiub RoncoJunio de 2007