Un glorioso creador, el mayor exponente del folklore cordobés.
Un precursor, talentoso en extremo e innovador por naturaleza. Hombre sincero y sin vueltas, nos dejo un bagaje cultural impresionante de donde se nutren las nuevas generaciones.
Se llamaba José Ignacio Rodríguez, hijo de padre catamarqueño Alberto Rodríguez y madre riojana María Rivolta, nace en Córdoba un 31 de julio de 1914. Durante muchos años vivió junto a su madre en calle Chubut 34.
Un 8 de enero 1965 contrae nupcias con Lidia Haydeé Margarita Bay "La gringa", la musa inspiradora de la zamba "Mi Luna Cautiva". De esta unión nació Claudia Alejandra Rodríguez Bay, hecho que quedó plasmado por el cantautor en aquella zamba "Niña de cara morena". Actualmente, su hija Claudia esta casada con Fernando, y José Armando y Fernando Emilio Jesús son sus nietos. Por otro lado, el chango tuvo 3 hijos de otra pareja, Marcos Alberto, María Argentina y Matilde Adriana Rodríguez, quienes también les dieron nietos y bisnietos.
Con La Gringa, su mujer, tuvimos una extensa entrevista con la que repasamos su vida, su obra, su pensamiento y lo que fue la trágica noche que marco su vida.
- ¿Cómo lo recuerda al Chango, cómo era el?
- Era un niño grande, un loco bohemio que vivió por la música, nunca le importó el dinero el siempre se movilizó por los dictados de su corazón, yo lo conocí a los 10 años.
Una tarde fue a casa para hablar con mi cuñado Contreras, su amigo, puso la guitarra sobre la mesa y luego la tocó como si fuese un piano. Eso fue lo que me impresiono de él.
- ¿Era de personalidad versátil?
- Si, a veces era alegre, jubiloso, contador de cuentos, y otras, de ser silencioso y pensativo. Sus composiciones decían las cosas con simpleza.
Toda su vida estuvo dedicada a su gran pasión: la música. Su enorme talento e imaginación le inspiraban coplas de profundo sentir y otras impregnadas de dulce melancolía y destellos de alegría, típico reflejo del sentir popular.
Desde niño, El Chango tuvo afición por la guitarra. Con sus grandes ojos oscuros y tonada bien cordobesa, solía recordar a sus maestros de entonces el "Cabeza Colorada" al lado de quien aprendió guitarra y música, y del "Negro la Juana" un señor de los cuentos y la picardía.
SU DEBUT, EL FRACASO Y EL ÉXITO
El debut fue ante el público de la Rioja y después bajo a Buenos Aires, trabajo en Radio Belgrano en el año 1939. Para ese entonces había escrito la chacarera "La Mayor". En 1940, viaja a Bolivia y Perú donde permanece algo mas de cuatro años, pero por su madre regresa nuevamente a Córdoba tras un periplo poco glorioso. Ya en Córdoba, es su madre la que lo contiene ya que sus discos no tienen el éxito que él esperaba. Para ese entonces había grabado tres LP: "Puñado de mis canciones", "Creaciones folklóricas" y "Chango Rodríguez".
- Pese a ese fracaso dice la Gringa- el Chango se decide a grabar de nuevo, pero en una conversación con su madre le dice: "Sí no tengo suerte con lo que grabe, dejaré de cantar y tocar la guitarra y pondré un kiosco". La madre le respondió: " Usted no va a poner nada por que va a triunfar, y será muy famoso". El chango logra su éxito con "De Mi Madre", "Zamba de Abril" y "Del Cordobés".
Pronto, Alberdi el barrio de estudiantes, el de la plaza Colón, el del Clínicas, el de la calle Chubut. se transformaría en escenario de nueva vida folklórica; la casa del Chango es escuela de canto y guitarra; tenía cerca de setenta alumnos; y será sólo eco de serenatas, zambas y chacareras.
Según la gente de esa época, "ese lugar era de meta canto y guitarrear y por las tardes, se compraba vino, ahí en el boliche de las tucumanas ( lugar de reunión y cuenterío ) y seguía la fiesta". Estas manifestaciones, luego se inmortalizarían en zambas como, "De Alberdi", "Del Clínica", "La Refranera" (Chacarera) y "Zamba del Estudiante".
Entre 1963, por un hecho desafortunado cae a la cárcel. Por ese entonces ya estaba de novio con Margarita Bay, allí en la carcel se casan pero durante todo ese tiempo el amor incondicional de la Gringa estuvo a su lado ya que ella le llevo cada día su comida sin importar ni el tiempo ni las condiciones.
El Chango tuvo dos aficiones: La hípica, con su caballo de nombre Chango Rodríguez, y el Fútbol. Amaba a Instituto de Córdoba a quien le escribiera en ritmo de marea "La Gloria".
Revista Folklore Argentino, año 1966