El 23 de mayo hay un encuentro para homenajear a Glauce Baldovin.
Es que se publica un libro único, un libro Cocoon, un nido de libros, todos los libros, todos los poemas de Glauce Glauca en uno sólo, a veinticuatro años de su fallecimiento.
Nació en Río Cuarto, es una de las más grandes poetas cordobesas. Y prolífica, jugada, extrema en dolores y sentimientos, querida.
La presentación del libro-madre, madre Glauce Baldovin, es "Mi signo es de fuego" en calle Rivera Indarte 55 (centro de Córdoba Capital) a las 18 hs con la presencia de las poetas Elena Anníbali, Alejandra Baldovin, Leticia Ressia, y María Teresa Andruetto entre otros.
Algunos de sus poemas:
XIII
Quiero apostar al tres
rojo
enero
y los naipes saltan pares:
dos cuatro seis
marrones como las lombrices
como un garabato estructurado
anteojos
compas
sillas.
Apuesto al siete
amarillo
y tengo los girasoles de Van Gogh en las rodillas.
XV
Amaneceres grises.
Nuevamente la tragedia.
Esquilo Sófocles Eurípides en mis venas.
Alguien
los asesinos
golpean a mi puerta.
Abran gatos
dejen que ellos se encuentren con mis ojos
y por el espanto de tanto dolor
mueran.
Jamás serán llorados
guitados
aullados
Es que se publica un libro único, un libro Cocoon, un nido de libros, todos los libros, todos los poemas de Glauce Glauca en uno sólo, a veinticuatro años de su fallecimiento.
Nació en Río Cuarto, es una de las más grandes poetas cordobesas. Y prolífica, jugada, extrema en dolores y sentimientos, querida.
La presentación del libro-madre, madre Glauce Baldovin, es "Mi signo es de fuego" en calle Rivera Indarte 55 (centro de Córdoba Capital) a las 18 hs con la presencia de las poetas Elena Anníbali, Alejandra Baldovin, Leticia Ressia, y María Teresa Andruetto entre otros.
Algunos de sus poemas:
XIII
Quiero apostar al tres
rojo
enero
y los naipes saltan pares:
dos cuatro seis
marrones como las lombrices
como un garabato estructurado
anteojos
compas
sillas.
Apuesto al siete
amarillo
y tengo los girasoles de Van Gogh en las rodillas.
XV
Amaneceres grises.
Nuevamente la tragedia.
Esquilo Sófocles Eurípides en mis venas.
Alguien
los asesinos
golpean a mi puerta.
Abran gatos
dejen que ellos se encuentren con mis ojos
y por el espanto de tanto dolor
mueran.
Jamás serán llorados
guitados
aullados
como los que tantas madres tuvimos que aullar.