Antonio Machado " La muerte del niño herido "
Otra vez en la noche... Es el martillo
de las fiebre en las sienes bien vendadas
del niño. -Madre, ¡el pájaro amarillo!
¡las mariposas negras y moradas!
-Duerme, hijo mío- Y la manita oprime
la madre, junto al lecho. -¡Oh flor de fuego!
¿quién ha de helarte, flor de sangre, dime?
Hay en la pobre alcoba olor de espliego;
fuera, la oronda luna que blanquea
cúpula y torre a la ciudad sombría.
Invisible avión moscardonea.
-¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?
El cristal del balcón repiquetea.
-¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!
Otra vez en la noche... Es el martillo
de las fiebre en las sienes bien vendadas
del niño. -Madre, ¡el pájaro amarillo!
¡las mariposas negras y moradas!
-Duerme, hijo mío- Y la manita oprime
la madre, junto al lecho. -¡Oh flor de fuego!
¿quién ha de helarte, flor de sangre, dime?
Hay en la pobre alcoba olor de espliego;
fuera, la oronda luna que blanquea
cúpula y torre a la ciudad sombría.
Invisible avión moscardonea.
-¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?
El cristal del balcón repiquetea.
-¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!
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