Poeta bonaerense nacido en 1932 fue hombre activo, inquieto, ejerció el boxeo, la poesía, el tablao teatral, el tiriterismo y la militancia política.
Cuando tenía trece años comenzó a trabajar en el diario Stándar, sintetizando noticias de los cables. Se desempeñó allí hasta 1952. Es en ese año cuando comenzó su labor como funcionario público, trabajando como redactor en la Presidencia de la Nación hasta 1955 (año en que se produjo un golpe de estado contra el gobierno de Perón), y llegando a ser en 1973 coordinador de Prensa y Difusión.Asimismo participó en las revistas Noticias Gráficas, Ahora y Mundo Deportivo, entre otras.2
El 17 de octubre de 1945 participó de la movilización a Plaza de Mayo, convocando a estudiantes y obreros. Durante los años posteriores a 1955 fue perseguido por la Triple A, integró la Resistencia Peronista y sobrevivió a los trágicos incidentes del 16 de junio de 1955 en Plaza de Mayo.
Además, Carlino realizó diferentes actividades como estudiar filosofía, periodismo, actuar en teatro independiente y de títeres.1 Formó parte del Nuevo Teatro, con Pedro Asquín y Alejandra Boero, y del Teatro de los Independientes
Fuentes: el ortiba, wikipedia y malditaginebra
El militante
Al poeta amigo y compañero
Paco Urondo, muerto por
defender sus ideales.
Paco Urondo, muerto por
defender sus ideales.
El militante
cuando se esfuma
saqueado en sus latidos
se lleva lo soñado
se va diluyendo
para hacerse ave.
Sus ojos
alucinan a la noche
encendiendo el fragor
en la luminosidad.
Lentamente,
percibimos el canto
racimos de la floresta
en pétalos de la rebeldía.
El militante
sigue musicando
la calle y el sueño.
El ardor
es lo que se renueva
en la espuma de su antigua mirada,
para volverse a quedar
en los aromas.
El militante vive
en los otros
y se queda
alumbrando a los que llegan.
cuando se esfuma
saqueado en sus latidos
se lleva lo soñado
se va diluyendo
para hacerse ave.
Sus ojos
alucinan a la noche
encendiendo el fragor
en la luminosidad.
Lentamente,
percibimos el canto
racimos de la floresta
en pétalos de la rebeldía.
El militante
sigue musicando
la calle y el sueño.
El ardor
es lo que se renueva
en la espuma de su antigua mirada,
para volverse a quedar
en los aromas.
El militante vive
en los otros
y se queda
alumbrando a los que llegan.
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