El
palo santo y la mirra
no escribirás en los aleros de la noche
lo que el pájaro no canta
no serás esa piedra
ni el árbol embotado de gases
ni el amor embotado de palabras
ya no más
no escribirás en los aleros de la noche
lo que el pájaro no canta
no serás esa piedra
ni el árbol embotado de gases
ni el amor embotado de palabras
ya no más
fresco
como el corazón de un alcaucil en las horas fatigadas del mediodía
herraras en la altura de tu pensamiento fatuo
tratando de explicarte el mundo que funciona como un guiño
abre y cierra, enciende y apaga
la probabilidades de todos los hombres
herraras en la altura de tu pensamiento fatuo
tratando de explicarte el mundo que funciona como un guiño
abre y cierra, enciende y apaga
la probabilidades de todos los hombres
no
ya no podrás ,ni siquiera será necesario
te dedicas a una disciplina que murió a orillas de un estuario
cuando narciso vio su imagen reflejada
te dedicas a una disciplina que murió a orillas de un estuario
cuando narciso vio su imagen reflejada
afuera
la marcha de los automóviles
los gritos del viejo de los diarios
y la maleza activa ahogando todos los cultivos
adentro la fe y este humo en volutas
como los cabellos de un fantasma desnudo
arman tu deseo, tu pie, tu semilla
los gritos del viejo de los diarios
y la maleza activa ahogando todos los cultivos
adentro la fe y este humo en volutas
como los cabellos de un fantasma desnudo
arman tu deseo, tu pie, tu semilla
cantan
en la plaza los niños de la revolución
que vergüenza
no haberles legado nada.
que vergüenza
no haberles legado nada.
Marcelo
Dughetti- libro inedito
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