10/5/10

Manuel Bandeira




EL ANIMAL
Ayer vi un animal
en el basurero del patio
buscando comida entre los deshechos
Cuando encontraba algo
no examinaba ni olía
tragaba con voracidad
El animal no era un perro
no era un gato
no era una rata
El animal, Dios mío, era un hombre.

Ronda de caballitos

Los caballitos corriendo
los caballones comiendo…
Tu belleza, ay, Esmeralda
me terminó enloqueciendo.

Los caballitos corriendo
nos, caballones comiendo…
el sol tan claro allá afuera
y en mi alma —¡anocheciendo!

Los caballitos corriendo
y nos, caballones comiendo…
Alfonso Reyes partiendo,
y tanta gente quedando…

Los caballitos corriendo,
los caballones comiendo…
la Italia casi gritando
la Europa desalentando

Los caballitos corriendo
los caballones comiendo…
El Brasil politiqueando,
y nuestra poesía muriendo…
El sol tan claro allá afuera
el sol tan claro, Esmeralda,
y en mi alma —¡anocheciendo!

Manuel Bandeira, Recife-Pernambuco 1886/1968


9/5/10

Derecho de autor, miedos, fobias, orgullos.


En la obra "El retrato de Dorian Gray", Capítulo I, encontré la introducción a lo que quiero expresar hoy y que llevo pensando largo tiempo...
En el centro de la pieza, sobre un caballete recto, descansaba el retrato de cuerpo entero de un joven de extraordinaria belleza; y, delante, a cierta distancia, estaba sentado el artista en persona, el Basil Hallward cuya repentina desaparición, hace algunos años, tanto conmoviera a la sociedad y diera origen a tan extrañas suposiciones.
Al contemplar la figura apuesta y elegante que con tanta habilidad había reflejado gracias a su arte, una sonrisa de satisfacción, que quizá hubiera podido prolongarse, iluminó su rostro. Pero el artista se incorporó bruscamente y, cerrando los ojos, se cubrió los párpados con los dedos, como si tratara de aprisionar en su cerebro algún extraño sueño del que temiese despertar.
-Es tu mejor obra, Basil -dijo lord Henry con entonación lánguida-, lo mejor que has hecho. No dejes de mandarla el año que viene a la galería Grosvenor. La Academia es demasiado grande y demasiado vulgar. Cada vez que voy allí, o hay tanta gente que no puedo ver los cuadros, lo que es horrible, o hay tantos cuadros que no puedo ver a la gente, lo que todavía es peor. La galería Grosvenor es el sitio indicado.
-No creo que lo mande a ningún sitio -respondió el artista, echando la cabeza hacia atrás de la curiosa manera que siempre hacía reír a sus amigos de Oxford-. No; no mandaré el retrato a ningún sitio.
Lord Henry alzó las cejas y lo miró con asombro a través de las delgadas volutas de humo que, al salir de su cigarrillo con mezcla de opio, se retorcían adoptando extrañas formas.
-¿No lo vas a enviar a ningún sitio? ¿Por qué, mi querido amigo? ¿Qué razón podrías aducir? ¿Por qué sois unas gentes tan raras los pintores? Hacéis cualquier cosa para ganaros una reputación, pero, tan pronto como la tenéis, se diría que os sobra. Es una tontería, porque en el mundo sólo hay algo peor que ser la persona de la que se habla y es ser alguien de quien no se habla. Un retrato como ése te colocaría muy por encima de todos los pintores ingleses jóvenes y despertaría los celos de los viejos, si es que los viejos son aún susceptibles de emociones.
-Sé que te vas a reír de mí -replicó Hallward-, pero no me es posible exponer ese retrato. He puesto en él demasiado de mí mismo.

...Toda vez que pongo demasiado de mí misma en algo, siento que me pertenece, que refleja mucho de lo que oculto, lo inconciente, lo incorrecto, lo desmentido, lo no reconocido, por una parte.
Por otra parte existe ese temor a perder lo propio, lo que costó tanto, lo valioso, esa palabra seguida de otra que considero única, esa frase que es como un maravilloso engarce, calidoscopio de ideas y sentimientos que brilla en forma particular.
Estoy pensando en guardar esto en borrador, me pertenece, es mío. Decido sin embargo compartirlo, desoir temores, desviar miedos, poblar planicies abandonadas y silentes.
De todos modos, la ley protege a los autores de cualquier tipo de obra intelectual, industrial, etc.
La mejor forma es publicar inmediatamente, desconozco los derechos sobre publicación virtual, en realidad existe un debate sobre el tema. Si no has publicado, es bueno registrar lo escrito pagando un canon y se renueva cada dos años.
Los sitios de información son de fácil acceso, es bueno conocer los derechos para protegerse, pues los miedos tienen raíces en nuestra lógica además de tenerlas en el inconciente colectivo...
A continuación dejo algunos links, para despejar nieblas, sombras y dudas:




Para leer El retrato de Dorian Gray



11/4/10

Andanzas de una gata ciega pero con todas sus luces interiores encendidas

Los sentimientos serán tu brújula, pero a mi me guía mi instinto. Conozco este camino como mis zarpas, ojalá a nadie se le ocurra correr de su lugar una silla, caso contrario me voy a quejar al INADI.
Llegar a destino parece fácil.
Pero en la vida, lo fácil casi siempre es insalubre.
Como te decía, ojalá me hubiera tropezado con algo...
Aunque sea una langosta.
El ser humano siempre se las ingenia para hacer su vida difícil. En cambio nosotros los felinos, siempre la tuvimos clara.

La soledad es la madre de las ideas. Y a mí se me están ocurriendo algunas.
¿Me rascarías la cabeza, que tengo las patitas muy ocupadas?

1/4/10

Decálogo del escritor



Decálogo del escritor Augusto Monterroso

Primero.

Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.


Segundo.

No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.


Tercero.

En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto.

Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto.

Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.


Sexto.

Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.


Séptimo.

No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.


Octavo.

Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno.

Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo.

Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.


Undécimo.

No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.


Duodécimo.

Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.


El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.


10/3/10

24 DE MARZO - DIA DE LA MEMORIA - ANIVERSARIO DEL GOLPE MILITAR DEL 76 EN ARGENTINA - Poema 100 nietos

100 Nietos

De cien abuelas, cien nietos

búsqueda incansable

abrazo eterno.

Un océano de amor para cien niños

barquitos de papel en el regreso,

Cien sonrisas bajo los pañuelos,

Docientas manos,infinitos besos.

Millares de caricias como palomas

con sus alitas blancassobre cien nietos,

Cien promesas cumplidas,honrando la vida,

con la vida misma que ellos dejaron,

Cien banderas en vuelo

cantando a los cuatro vientos,

libertad para otros cientos.

Cien ejemplos, centinelas

Para que la esperanza nunca muera!

.


Fuente: http://www.abuelas.org.ar/comunicados/restituciones/c42.htm

24/1/10

Roberto Santoro




Entré a la librería "El espejo" de calle Deán Funes 163, Paseo Santa Catalina Local 4 Centro . Córdoba (en el mapa de la isla de Córdoba, el tesoro se marca con esta cruz)


Había escuchado en Radio Universidad Córdoba que esta librería era la única atendida por poetas, y eso para mí fue algo así como el néctar para las abejas. La atención es buena y tienen un buen número de volúmenes de poesía, muchísimos libros de poetas argentinos y en especial los cordobeses, conocidos y no tanto. Allí me ofrecieron un banquito para verlos bien a los de abajo. Me senté y comencé a molestar al poeta de turno: ¿qué libro tenés de Castilla? ¿Tenés algo de Miguel Angel Bustos? ¿qué autores de Córdoba están editando? Con paciencia infinita me fue alcanzando libro tras libro y respondiendo a nuevas preguntas. Conversamos otro poquito, se fue y volvió con algunos libros de escritores desaparecidos durante la dictadura militar a los que abracé y acaricié cuando me dio la espalda para ir a la caja. Luego los abrí, leía algunas líneas impresionantes, les prometí en un susurro que los llevaría a todos pero como el bolsillo gritaba: ¡te banco uno solo! me decidí por la Obra Poética Completa (1959 - 1977) de Roberto Santoro de Ediciones RyR ($50) y un señalador de papel reciclado.


Sabía muy poco de él, sólo lo que decía la solapa, leí algo en el colectivo de regreso a casa y luego entré en una página de internet para adentrarme en su historia de vida, y su obra, tan coherente en lo que fue como persona con su pensamiento e ideología. Aquí está: http://www.elortiba.org/santoro.html hay fotos suyas, poemas, un fragmento de poema leído por él mismo en una grabación, su lucha dentro de la SADE.




El gesto poético y político de Roberto Santoro es inseparable de su oficio periodístico. Su pluma despojada atravesó la prolífica e inestable generación del ´60 con el objetivo empecinado de sacar la poesía a la calle. Entendió que forma literaria y denuncia pueden no oponerse y fundó el grupo editorial y la revista El Barrilete con la determinación de demostrarlo. A mediados de los ´70, el taller continuó y su compromiso creció con la convulsión política. Roberto Santoro cultivó el artesanato editorial y la "prepotencia del trabajo" que reclamaba Arlt al rescate de voces populares relegadas. Fue secuestrado en su lugar de trabajo el 1º de junio de 1977 y continúa desaparecido.






Santoro ponía la sangre en las cosas, esa es la verdad.




Aquí un poema suyo, incluído en el libro:




PEDRADAS CON MI PATRIA


I


en esta tierra grande


de tanto golpe grande


de tanto odio grande


de tanta basura


de tanta locura


en esta tierra grande


en esta tierra llena


de tanta entrega llena


de tanto lema llena


de tanto escarnio


de tanto daño


en esta tierra llena


en esta tierra herida


de tanta culpa herida


de tanta sombra herida


de tanta astucia


de tanta angustia


en esta tierra herida


en esta tierra sola


de tanto molde sola


de tanta sangre sola


de tanta estrofa


de tanta mofa


en esta tierra sola


en esta tierra rota


de tanto grito rota


de tanto rito rota


de tanta bota


de tanto idiota


en esta tierra rota


III


hablando con honradez


humanamente hablando


algo anda mal


tranvía de mi corazón parado en la mitad del pecho


es preciso investigar


dar en el clavo


martillo poesía


proceder con primaveras


es preciso desabrochar la mano


desnudarla en la calle


entrar derribando la puerta de los hombres


segundo piso a la izquierda


expediente número ternura


llamado urgente


arrinconar la muerte con un beso


y no despertar sospechas


un asunto muy serio se subió a mi ventana




Fue un poeta comprometido con la estética y con la idea, aún con lo difícil que se presentaba el deseo de limar las disidencias de la izquierda, Roberto Santoro no claudicó. Siguió entendiendo que las palabras eran contundentes y en junio de 1976, ante la evidencia del genocidio que ya esquilmaba oficialmente a una generación lúcida que era la suya, denunció las atrocidades en el exterior. Escribió y firmó una carta presentada ante la Confederación de Escritores Latinoamericanos con sede en México (ver anexo) en la que pedía que se divulgue la lista de detenidos, las golpizas y las amenazas a escritores y periodistas. Poco más de un año después, tres hombres de civil armados irrumpieron en la Escuela Nacional Técnica Nº 25 Fray Luis Beltrán donde Santoro trabajaba como preceptor, lo secuestraron y permanece desaparecido desde entonces.








FRAGMENTO DE LA CARTA DE DENUNCIA




La carta de denuncia, escrita por Roberto Santoro el 3 de junio de 1976 y dirigida a la Confederación de Escritores Latinoamericanos, finaliza diciendo: "Hasta aquí los datos que poseo. El presidente, no obstante, habla de la libertad y la democracia. Se liberan los precios. Hay cesantías en masa. Distribuyen una cartilla para prevenir actividades subversivas en las escuelas. El presidente dice que rechaza la prensa complaciente, la planta Ford de General Pacheco, que ocupa 4800 trabajadores, cierra por cinco semanas. EEUU acepta el plan del ministro de economía, hombre ligado a los monopolios; los obispos hablan de la paz y rezan. Borges declara que la literatura y el arte son formas de placer. (…) Lo cierto es que los compañeros siguen presos y es necesario que ustedes, a través de la Confederación de Escritores Latinoamericanos nos den una mano, la de la solidaridad, (…) y a favor de la causa popular testimonien el atropello de las burguesías sobre el proletariado.


(…)Hermanos, discúlpenme la letra, no tengo máquina donde estoy. Compréndame, compréndanos. De todas maneras somos optimistas.


Esto recién ha comenzado. El presente es de lucha, el futuro es nuestro".


Fuente: http://www.mediosydictadura.org.ar/



10/1/10

Manuel J. Castilla


EL GOZANTE



Me dejo estar sobre la tierra porque soy el gozante.


El que bajo las nubes se queda silencioso.


Pienso: si alguno me tocara las manos


se iría enloquecido de eternidad,


húmedo de astros lilas, relucientes.


Estoy solo de espaldas transformándome.


En este mismo instante un saurio me envejece y soyleña


y miro por los ojos de las alas de las mariposas


un ocaso vinoso y transparente.


En mis ojos cobijo todo el ramaje vivo del quebracho.


De mi nacen los gérmenes de todas las semillas y los riego con rocío.


Sé que en este momento, dentro de mí,


nace el viento como un enardecido río de uñas y deagua.


Dentro del monte yazgo preñado de quietudes furiosas.


A veces un lapacho me corona con flores blancas


y me bebo esa leche como si fuera el niño más viejo


de la tierra.


De cara al infinito


siento que pone huevos sobre mi pecho el tiempo.


Si se me antoja, digo, si esperase un momento,


puedo dejar que encima de mis ingles


amamante la luna sus colmillos pequeños.


Zorros la cola como cortaderas,


gualacates rocosos,


corzuelas con sus ángeles temblando a su costado,


garzas meditabundas


yararás despielándose,


acatancas rodando la bosta de su mundo,


todo eso está en mis ojos que ven mi propia triste


nada y mi alegría.


Después, si ya estoy muerto,


échenme arena y agua.


Así regreso.






En la escritura de Manuel J. Castilla convergen narración, poesía y mito. En el libro De sólo estar, la estructura prosaica y la intensidad lírica condensan la presencia de los mitos del tiempo y del carnaval. La línea de conciencia social trazada por Castilla en su producción lírica y narrativa es fundante en la literatura del NOA y posteriormente otros escritores retomarán esa problemática, como Héctor Tizón, Daniel Moyano, Francisco Zamora o Carlos Hugo Aparicio.




30/12/09

Henry Miller - Carlos Morales




Crazy cook

Un día, entrada ya la tarde, saltó de la cama como electrizado, devoró una copiosa comida (...) y empezó a escribir. (...) Las palabras se alzaban en su interior como lápidas sepulcrales (...) los ojos de sus palabras eran guitarras y llevaban enhebrados cordones negros, y él ponía sombreros extravagantes a sus palabras (...) Hizo sentar a las palabras y las ató a la silla con sus cordones negros y luego cayó sobre ellas y las fustigó hasta que la sangre corrió negra y se rasgaron los velos de los ojos.

Qué se puede decir más de lo que se dice así. Y esto lo escribió antes de irse a París, antes de "Trópico de Cáncer"
Algunos piensan que hay que quitarle el exceso de poesía a la narración, eso depende de los gustos, de lo que se espera de un libro, o de lo que no se espera.

Porque me embargaba un gran amor capaz de hacerme
romper en llanto,
y una pena que irritaba mis ojos como una ortiga,
temía ponerme a sollozar de repente
en el transporte público con Marley sonando,
y un niño mirando sobre los hombros
del conductor y los míos hacia las luces que se aproximaban,
hacia el paso veloz de la carretera en la oscuridad del campo,
las luces en las casas de las pequeñas colinas,
y la espesura de estrellas; les había abandonado,
les había dejado en la tierra, les dejé para que cantaran
las canciones de Marley sobre una tristeza real como el olor
de la lluvia sobre el suelo seco, o el olor de la arena mojada,
y el autobús resultaba acogedor gracias a su amabilidad,
su cortesía, y sus educadas despedidas

a la luz de los faros. En el fragor,
en la música rítmica y plañidera, el exigente aroma
que procedía de sus cuerpos. Yo quería que el autobús
siquiera su camino para siempre, que nadie se bajara
y dijera buenas noches a la luz de los faros
y tomara el tortuoso camino hacia la puerta iluminada,
guiado por las luciérnagas; quería que la belleza de ella
penetrara en la calidez de la acogedora madera,
ante el aliviado repiquetear de platos esmaltados
en la cocina, y el árbol en el patio,
pero llegué a mi parada. Delante del Hotel Halcyon.
El vestíbulo estaría lleno de transeúntes como yo.
Luego pasearía con las olas playa arriba.
Me bajé del autobús sin decir buenas noches.
Ese buenas noches estaría lleno de amor inexpresable.
Siguieron adelante en su autobús, me dejaron en la tierra.
Entonces, un poco más allá, el vehículo se detuvo. Un hombre
gritó mi nombre desde la ventanilla.
Caminé hasta él. Me tendió algo.
Se me había caído del bolsillo una cajetilla de cigarrillos.
Me la devolvió. Me di la vuelta para ocultar mis lágrimas.
No deseaban nada, nada había que yo pudiera darles 
salvo esta cosa que he llamado «La Luz del Mundo».

Carlos Morales

25/12/09

Wislawa Szymborska


Prefiero el cine.

Prefiero los gatos.

Prefiero los robles a orillas del Warta.

Prefiero Dickens a Dostoievski.

Prefiero que me guste la gente

a amar a la humanidad.

Prefiero tener a la mano hilo y aguja.

Prefiero no afirmar

que la razón es la culpable de todo.

Prefiero las excepciones.

Prefiero salir antes.

Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.

Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.

Prefiero lo ridículo de escribir poemas

a lo ridículo de no escribirlos.

Prefiero en el amor los aniversarios no exactos

que se celebran todos los días.

Prefiero a los moralistas

que no me prometen nada.

Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula.

Prefiero la tierra vestida de civil.

Prefiero los países conquistados a los conquistadores.

Prefiero tener reservas.

Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.

Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas del periódico.

Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.

Prefiero los perros con la cola sin cortar.

Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.

Prefiero los cajones.

Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado

a muchas otras tampoco mencionadas.

Prefiero el cero solo

al que hace cola en una cifra.

Prefiero el tiempo insectil al estelar.

Prefiero tocar madera.

Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.

Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad

de que el ser tiene su razón.


De "Gente en el puente" 1986


Versión de Gerardo Beltrán

19/12/09

PREMIACIÓN DEL Iº CERTAMEN DE CUENTOS CORTOS “DEL CORDOBAZO”

Señorita
LAURA DEL CARMEN MORENO
CÓRDOBA
¡Congratulaciones!
Nos es muy grato comunicarte que tu trabajo “EL VIAJE” ha sido seleccionado por el Jurado como uno de los diez mejores cuentos de los recibidos para nuestro concurso “Del Cordobazo”.
Reproducimos más abajo el Acta del Jurado, y próximamente te avisaremos de la fecha en la que nos reuniremos para celebrar la culminación del evento y concretar la entrega de premios.
Con nuestras afectuosas felicitaciones


CASA DE LOS TRABAJADORES

CÓRDOBA - ARGENTINA ACTA DE PREMIACIÓN DEL Iº CERTAMEN DE CUENTOS CORTOS “DEL CORDOBAZO
En Córdoba, a los cinco días del mes de Octubre de 2009, se reúnen los Profesores MARIA TERESA ANDRUETTO, FRANCISCO IGHINA Y GUSTAVO BUSTILLO, miembros del Jurado designado para la selección de los diez Cuentos Cortos* a ser consagrados ganadores del Certamen de referencia organizado por Casa de los Trabajadores de Córdoba, que luego de leer y evaluar los 47 (cuarenta y siete) trabajos recibidos, y una vez acordados los criterios a seguir para la valoración de los mismos, han acordado distinguir los siguientes relatos:
*) De acuerdo a lo preceptuado por las Bases del Concurso, el Jurado ha seleccionado los diez mejores cuentos que se detallan más abajo, sin orden de mérito y por orden alfabético del apellido de sus autores.

TÍTULO PSEUDÓNIMO NOMBRE DEL AUTOR RADICADO EN
Con tus versos levantaré piedras – Caupolicán - Carrasco, Jorge Río Negro
Simplemente necesario - L.R.C. - Cuesta, Leandro Córdoba
Al llegar la sombra Grimaldo Ezcurra Echeverría, Gregorio Buenos Aires
Cabeza de serpiente - De Leonardo - Gonzalez, Rogelio S. San Juan
La mosca negra El gitano Melquíades Lorenzo, Lía Inés Buenos Aires
Buñuelos de manzana Camila Wee Montes de Oca, Fernando Córdoba
El viaje Nudodepoetas Moreno, Laura del Carmen Córdoba
Según ella Juan P. Pairone, Juan Manuel Córdoba
El rosario de Luisa Afesh Rustán, José Antonio Córdoba
El pizarrón y la calle Salvador Guevara Taborda Varela, Juan C. Mendiolaza


El viaje (mi cuento, primera parte)

Subo al mismo colectivo cada mañana cuando el sol no ha salido aún pero puede advertirse una bruma azul hacia el centro de la ciudad, ahora que el calor se demora en el asfalto y anonada cada tarde con su calor inusual.
Me pesa mucho el portafolios, como siempre. Voy cargado con los libros, la carpeta y la mejor hondera que he tenido en años, logrando salvarla de varias requisas escolares. También llevo algo que no pesa nada, un recorte del diario que detalla la muerte de Kennedy dos días atrás.
Mientras saludo a José, un enfermero del Clínicas que llega corriendo y abrochándose el sobretodo, recibo el boleto y camino maquinalmente por el pasillo en dirección al asiento vacío en la doble hilera de la derecha, el mismo que elijo siempre que puedo. Es que a esa hora de la mañana tengo la suerte de encontrarme con el ómnibus prácticamente vacío.
Observo el número del boleto y advierto que, si hubiera subido después de José, seguro me tocaba el capicúa. Porque siento curiosidad, esta vez viajo atento a la persona que se subirá la próxima vez que nos detengamos. Entonces, me sentaré detrás suyo y le susurraré un -¿No me cambiaría el boleto? Es que los colecciono, ¿sabe?
Me molesta el guardapolvo, me siento atrapado.
Contrario a mi pronóstico, el colectivo acelera luego de la primera cuadra. Pasa la Avenida Santa Ana y sigue sin detenerse… ¿Se imaginará alguien no lejos de aquí, que le tocará un boleto mágico? alguien como yo, que sentirá un poco de angustia al aparecer el ómnibus a lo lejos por saberse irremediablemente más cerca de su trabajo o de la escuela. Sin embargo, ese boleto capicúa puede cambiarle el día, puede alegrarlo y transformar su viaje en un pequeño triunfo del destino. Ojalá sea una de esas personas que suben indiferentes, que miran por la ventanilla hacia afuera como anestesiados, vidas llanas donde un día es igual al otro. Deseo que sea alguien a quien le de lo mismo la proposición que tengo que hacerle. Me molestan los zapatos, me están quedando chicos y mi viejo les pegó la suela tres veces porque cuando camino, pateo toda piedrita que se me cruza.
El colectivo se detiene, pero no alcanzo a ver todavía quien subirá. Un segundo más y sabré qué me depara el destino, un segundo de diferencia para saber si me tocará la suerte o debo seguir esperándola. Y entonces sube ella.

(sigue)
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13/12/09

George Barker


Epitaph for Many Young Men(In Memoriam P. F. J., 1951)

In that ordinary year of anxiety and rain,

Some distinguished anniversaries and many crimes,

A young and quiet man died by a fireplace.–

Such things happen everywhere at times.

And yet the fish in a small river near Reading

Will sometimes look up and wonder

Why his dark sad face no longer leans over them

And smiles as the float bobs under.

And the promoters of a famous football pool

Receiving no answer to any

Of their constant solicitations, will they guess

Death has taken that penny?

For now the aggrandising and first dignity

Has turned to stone

That quiet and dark young man, and he lies for ever

In a grave that will never be known.

GEORGE BARKER (1953)