9/2/24

Virginia Segret Mouro

 Poemas a Manón

Te abrigué en mi sangre.
Te di mis cuidados y desvelos.
Te di un nombre y coloqué en tu cuna
un cántaro lleno de agua pura para beber.
Pero te traje a un mundo mórbido que hiere, lacera
el alma desde adentro. Muerde y mutila. Mata.
Echa espumarajos de cenizas desde su boca
abierta en todos los rincones, en todos los países.
Te traje a este mundo que es lo que es.
Enfermo de su flaccidez y su obsecuencia.
Silencioso en su ominosa capacidad de olvido.
Implacablemente bárbaro, feroz.
Mezquino. Sórdido. Cruel de crueldad infinita.
Ahora estoy pensando
en los niños de Siria y en el gas de sus cunas,
en los niños de nuestra tierra, en los niños…
***
Creo en vos. Afirmo la madera con la que estás hecha,
tu sangre buena y limpia de odios,
tu inteligente y combativa entrega a las causas que gritan por
/justicia,
tu lucha comprometida y cotidiana, tu nervio, tu hostilidad al mal.
Declaro categóricamente tu amor orgulloso por la vida.
Que se enteren los honestos, los sensibles, los buenos.
Y que los miserables-avaros-violentos sepan
que será tu grito incluido en otros gritos como el tuyo,
tu hombro contra otros hombros, convicción
esperanzada siempre y que no ceja y empuja.
Y viéndote en esta batalla y creyendo en vos
me sucede que a veces
todavía creo.
***
Una mujer brotada de mi cuerpo que arropé y aún arropo.
Un tifón de emociones y ternuras, rival
de toda la voracidad canalla
en esta gesta heroica que es vivir aquí y en el capitalismo.
Volver a sentir que no será inútil el esfuerzo,
cuando no solo la patria sino toda la Tierra reclama amor y
/justicia
a tumbos de aleteos de la sangre.
Esta tarde –y esto es más claro que los estuarios de luz de tus ojos
/negros–
descubro que se nos han invertido los roles, Manon,
porque con tanta vida que regalás a borbotones,
amando tanto y tanto y tan así
me estás abrigando a mí.

.

Poema del libro MARINAS
Usted estaba desnuda cuando me dijo:
"Con una flecha devanada de una pestaña tuya:
Atraparás el aire que rozó auwella gaviota y guardarás su olor de pájaro en la luz. Será tu almuerzo de domingo cuando tu nombre sea el manjar del olvido"
Traducción al gallego de Arsenio López.
Vostede era nuda cando dixome:
Co unha frecha feita de unha pestana túa: Apreixras o ar que atopo aquela gaivota é gardaras seu aroma de paxaro na sua luz. Será teu xantar de domingo, cando o teu nome sea a delicadeza do esquecemento.

.

Tango a la casa de la calle Necochea 1115, La Boca, el 7 de febrero de 1993

Se chifló la marea de las aguas
sucias de este Río de La Plata.
Se chifló en un envión trastornado,
desbrujulada,
lenguaza sublevada.
Y yo
en tu balcón
mirando.

Calor de febrero y sudestada.
Sombras de ese atardecer,
harapos, jirones en carne viva
en el torrente de fango
y en mi melancolía.

Pasó un árbol meduseando.
Pasaron
un armario, un sillón de pana azul,
una mesita de luz
y hasta un barco desanclado,
por la calle,
navegando.

Y yo, rehén,
en tu balcón
mirando.

Río
en la serpentina de su reviro.
Río desaforado, sacrílego,desangelado.
Se llevó desbocado la quietud de La Boca,
la madrugada libertaria,
la sábana, el pan,
el abrazo de amor.
Y yo,
en tu balcón.

Llorando.

.

Tango a la luz de Buenos Aires que se apaga desde los ojos de Mónica

En esta hebrita tuya, de perla anocheciendo,
a lomo de sonámbulos,
a lomo del sopor de este verano
lleva perdida en su laberinto de vacío Mónica
la pradera insomne de sus ojos.
Los ojos de Mónica,
a mercede de tu vuelo indiferente de resolana gris.

Luz en la sordina de este anochecer de febrero en Buenos Aires
dale un trago de sol de rascacielos
dale, ciudad arisca, brumosa en el barro del cartón
de tus veredas
un sorbo apenas de la luz de tus fachadas, lámparas
para su sed traidora y asesina.

Los ojos casi ya de un desvariado gris.
Los ojos ovillados, sin huéspedes.
Los ojos de Mónica en febrero en Buenos Aires.

Poemas del libro "Con bandoneón" de Virginia Segret Mouro, Ediciones Tenía Razón el Malón - 2009.




8/2/23

Marcelo Fagiano

 

Al principio le faltaban palabras

para hablar de lo mucho que tenía que decir

sus telegramas poéticos

su prosa inexacta y brutal

unido a la queja inmóvil

a la fe demencial

por las letras de molde

lo convirtieron en el poeta menos leído de su generación

pasaron ríos de tinta

bajo el esmeril del canto

montones de papeles

como pájaros blancos hacia el olvido

hasta que un día descubrió

por azar, error o perseverancia

la voz apropiada para cada aleteo del mundo

la frase liviana flotando en el río de la desesperación

que calma en plena corriente

la angustia del ahogado

ahora

sus metáforas brillan en la oscuridad

cada frase anuncia un nuevo color

un espasmo, un cambio en el humor del clima

una repetición

en el espejo de las repeticiones

el mundo habla en su escritura

 

NUDOS CIEGOS

Ahora que me voy por un rato 

o tal vez para siempre 

pasan pensamientos como dardos maduros

a clavarse en mi cuerpo

tiro al blanco sobre el corcho del recuerdo

golpes secos en las costillas de otro cielo.

Ahora que no estaré en las ceremonias nocturnas

desenredando esta madeja de pelo negro

detenida en la ráfaga de tu pecho.

Ahora que el paraíso es corroído

por las astillas del desamparo

las costumbres

de los nudos ciegos y las palabras

que callaron o gritaron el amor.

Ahora que la resaca de la pasión

devora cada noche

los abrazos y los pétalos

de un ramillete de eternos besos

ahora

es una palabra que duele en esta boca

por un rato o tal vez para siempre.

 

PRINCIPIOS Y PRINCIPITOS

Emplazados

en el borde transparente de los días

entre fisuras que obsequia el progreso

y los derrumbes o abandonos

que decreta el mercado.

Estacionados

en la trama que nutre y conecta

desnudez y opulencia

en la cascarilla que el festín defeca

en la escoria

buscada como el mayor de los tesoros.

Aquí

donde primero llega el sol

y primero la noche

y la ventisca corporativa

estremece las chapas del alma.

Aquí

donde brillan los ojos y los colores

naturales de la piel

más que los objetos del consumo.

Amanece

y una multitud de principitos despierta

con un desayuno de preguntas.

Amanece

en el fecundo desierto que rodea a la ciudad y perfora

con sus canales de arena

la sed del alma humana

entre aviadores que no saben

a donde van ni de donde vienen.

Lo esencial es imperceptible a los ojos

y lo marginado tan invisible como real.

 

AGRICULTURA

Cultivo la tierra del pensamiento
confundo renglones con surcos
palabras con semillas y riego con lectura.

A veces
nace algo nuevo que llega a florecer
aportando leves y sutiles cosechas
para el vaivén
cambiante
de las estaciones humanas.

Marcelo Fagiano (Río Cuarto, Córdoba, Argentina, 1959). Poeta, narrador y dramaturgo. Integrante y fundador del grupo de poesía callejera "Poetas del Aire" (1991-2002). Doctor en Ciencias Geológicas y profesor universitario. Publicó Las manzanas de la libertad. 1º Premio Publicación (Teatro, Emcor, Córdoba, 1993); Jeroglíficos en la arena (Poesía, Ed. Sociedad de los Poetas Vivos, Buenos Aires, 1997); Las florecillas del diablo (Poesía, Ed. Cartografías, Río Cuarto, 2009); La sed de Heráclito (Poesía, Ed. del Dock, Buenos Aires, 2017); Guardianes de cenizas (Poesía, Ed. La yunta, Buenos Aires, 2021). Participó en las antologías: 50 Poemas rotos tirados en la calle (Poesía, 1992); 15 Cuentos de autores Cordobeses (Narrativa ,1993); Antología de Cuentos II - Página 12 (Narrativa, 1993); De lo fantástico a la ficción científica (Narrativa, 1994); Premio Publicación de Poesía-Córdoba (Poesía, 1997); Antología del Empedrado II (Poesía, 1997)Poemas de Humo (Poesía, 2001); Microficciones Teatrales (Teatro, 2015); La ciudad ficcional (Narrativa, 2015); Trapalanda II (Narrativa, 2015), Ciclo Literario 10 x 10 (2015), Antología Federal de Poesía-Región Centro (Poesía, 2018) y Contra molinos de viento (Poesía, 2020). Ha obtenido premios y menciones en concursos nacionales y provinciales en poesía, dramaturgia y narrativa. En este último género ha obtenido un 1º Premio Internacional (México). Participación en el XXXI Festival Internacional de Poesía de Medellín (2021) seleccionado por convocatoria.


7/2/23

Doris Bayly

 CUANDO PASAS EN BICICLETA

celestial paseas tu camisa
de flores
entre los árboles
y
las nubes me dicen
las nubes
nos
envuelven y caminan
entre los dos
dicen
que los ángeles
no tienen sexo
ni alas sobre los hombros
y pasan
leves
desnudos es mejor
andar
entre los árboles y suavemente
andar
sobre las nubes y
suavemente
volar
que el cielo
suavemente desciende
en alas de ángel
de las nubes
a tus ojos
y se nos van
las flores
volando.

CORDILLERA NEGRA

 

hierba luisa

o muña para el mal de altura

 

sal fuera

el tibio ambiente de la carpa prostituye

aunque es más cómodo estar guardados

hundidos los unos en los otros

sobre la manta a rayas

sobre la hierba

encendida

 

desnúdate bajo el nevado

el alud te cubrirá como velo de novia

o mortaja de neón

mientras los árboles

se agitan

pausadamente

 

no pasa nada

 

la cola del avión que cayó allá

por los años cincuenta

sigue deslizándose desde los seis mil

doscientos metros de jirishanca

aunque ya nadie recuerda a sus pasajeros

 

quizá porque la memoria

bajo la carpa es frágil

o la pipa

mejor que todas las estrellas

del cielo

 

y no pasa nada

 

MORIR EN LIMA

 

mi padre se tiró a mi madre

veinticinco o quizá veinte años

no sé

así nacimos todos nosotros

diez vivos

y dos que se fueron antes de llegar

 

mi padre y mi madre formaron la pareja perfecta

cuando en lima se estaba bien sin el resto del perú

eran bellos

pero nunca vi en sus rostros después de salir del cuarto

la cara de uno en la del otro

la plenitud luminosa y sosegada

de una pareja después de haber hecho el amor

 

nada que me diera curiosidad


PUEDO

ni hay palabra 

que se amolde

al balbuceo tartamudo de esta voz

rebotando a cuatro esquinas

en el eco 

de tus pasos


fumando un puro

se me va el silencio 

en humo de olas


              naufrago


después de la resaca

un cortado

            o las rocas



Doris Bayly (1962 - 2022) poeta, surfista, herbolaria y editora. 

19/11/20

Jorge Luis Borges

 


Mateo XXV 30

El primer puente de Constitución y a mis pies

fragor de trenes que tejían laberintos de hierro.

Humo y silbatos escalaban la noche,

que de golpe fue el Juicio Universal. Desde el invisible horizonte

y desde el centro de mi ser, una voz infinita

dijo estas cosas (estas cosas, no estas palabras,

que son mi pobre traducción temporal de una sola palabra):

—Estrellas, pan, bibliotecas orientales y occidentales,

naipes, tableros de ajedrez, galerías, claraboyas y sótanos,

un cuerpo humano para andar por la tierra,

uñas que crecen en la noche, en la muerte,

sombra que olvida, atareados espejos que multiplican,

declives de la música, la más dócil de las formas del tiempo,

fronteras del Brasil y del Uruguay, caballos y mañanas,

una pesa de bronce y un ejemplar de la Saga de Grettir,

álgebra y fuego, la carga de Junín en tu sangre,

días más populosos que Balzac, el olor de la madreselva,

amor y víspera de amor y recuerdos intolerables,

el sueño como un tesoro enterrado, el dadivoso azar

y la memoria, que el hombre no mira sin vértigo,

todo eso te fue dado, y también

el antiguo alimento de los héroes:

la falsía, la derrota, la humillación.

En vano te hemos prodigado el océano,

en vano el sol, que vieron los maravillados ojos de Whitman.

Has gastado los años y te han gastado,

y todavía no has escrito el poema.

 

Ajedrez

I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

El Golem

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de ‘rosa’ está la rosa
y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,

la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
«esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga.»
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.

Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. ‘¿Cómo’ (se dijo)
‘pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?’

‘¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?’

En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?




Ya no es mágico el mundo. Te han dejado. 
Ya no compartirás la clara luna 
ni los lentos jardines. Ya no hay una 
luna que no sea espejo del pasado, 

cristal de soledad, sol de agonías. 
Adiós las mutuas manos y las sienes 
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes 
la fiel memoria y los desiertos días. 

Nadie pierde (repites vanamente) 
sino lo que no tiene y no ha tenido 
nunca, pero no basta ser valiente 

para aprender el arte del olvido. 
Un símbolo, una rosa, te desgarra 
y te puede matar una guitarra. 

II 

Ya no seré feliz. Tal vez no importa. 
Hay tantas otras cosas en el mundo; 
un instante cualquiera es más profundo 
y diverso que el mar. La vida es corta 

y aunque las horas son tan largas, una 
oscura maravilla nos acecha, 
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha 
que nos libra del sol y de la luna 

y del amor. La dicha que me diste
 
y me quitaste debe ser borrada; 
lo que era todo tiene que ser nada. 

Sólo que me queda el goce de estar triste, 
esa vana costumbre que me inclina 
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

.

 

Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 - Ginebra, 1986)