El 16 de septiembre de 1976, estudiantes secundarios de La Plata, Argentina, que reclamaban un boleto estudiantil y obrero son secuestrados y desaparecidos.
Con sus lápices rojos
y en el blanco papel de sus certezas
dibujaban sus sueños.
Dibujaban mariposas ardientes
amaneceres vírgenes
y grandes multitudes transformando el desierto
llevando en cada mano sus lámparas de aceite.
Con los senos flotando en sus remeras
los flequillos volando contra el viento
con la corbata más grande que sus sacos
y la barba rebelde recién inaugurada
trasladaban cuadernos y consignas.
"Por un boleto estudiantil y obrero"
Porque estaban aprendiendo los primeros palotes
de unidad en la lucha
¡jamás olvidaremos
"la noche de los lápices"!
No imaginaban que los lápices negros
pueden dibujar un fusil, unos ojos de hiena
una ciénaga lúgubre, un hueco tenebroso.
Que pueden crecer como la noche misma
aunque no podrán nunca dibujar una estrella.
Que en esa primavera se abrirían
las rosas del dolor y la ausencia.
Que la raíz del sueño estallaría en gritos
y que sería el mundo una pizarra oscura.
Porque será la vida un festín compartido
en la mesa tendida de sueños realizados
y armaremos murallas atajando la muerte
¡jamás olvidaremos
"la noche de los lápices"!
Porque la primavera estalla sin permiso
ávida de colgar en todas las escuelas
pizarrones que tengan el color de los pastos
tizas que representen el fragor de la siembra
¡jamás olvidaremos
"la noche de los lápices"!
Autora: Lilian Beretta
El operativo de La Noche de los Lápices fue un secuestro planeado y sistemático de estudiantes secundarios, relacionados con un hecho justificado para ellos: anular una potencial resistencia al proyecto adulto o político a implementar".
Pablo Díaz, sobreviviente de "La noche de los lápices"
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