Entonces
Fue en aquel entonces, hermano,
Cuando notaste que, en definición, amanecías.
Sentiste todos los vientos venturosos en tu corazón.
Soltaste amarras con tus ideas,
Levaste anclas tras el ansia de un
nuevo día.
A nadie resultó extraño, que
Para que el alma remontase vuelo
Abrieras el paraguas azul cielo
De tu triste canción.
Tus amigos, los cómplices de faso,
trago y odio al cliché
Notamos que volvías de tu desnudez
Con todas aquellas tristezas encendidas.
En cada página tuya rabiaste un
sueño nuevo.
Con cada libro que devoraste,
pariste una idea diferente.
Todavía no aprendí lo que necesito
– dijiste - y
Leías descontrolado en el subte, en
las paradas, en el café.
Quienes te amaron poeta, así y todo
percibieron que
Guardaste en tu memoria sólo lo que
no podía dejarse atrás.
Ocupaste el delirio vacío de las publicidades
Con incontables versos de los que
rompen ritmos
Pero no tenías ni papel ni lápiz
para recordarlos,
Sólo nuestro asombro que no olvida.
Con baile de sonámbulo asustaste
cada noche a los lobos.
-
Es demasiado pretencioso este mundo que me duele –
Estallaste.
Eran largas las horas del peor
invierno,
Cada segundo una estafa irreparable
a la vida.
En cada uno de sus tramos se
desangró una entelequia
Y fue, con fuerza de organización
en patrones y moldes empíricos
Que
perdimos casi todo.
No nos quedaba más que un cielo de
peces huyendo en estampida
Y un mar de lápidas invisibles con
sus nombres,
Cuyos epitafios reivindicaban
Instantes de júbilo de los mejores
que se tenga memoria,
Fogatas fantasmales
que nunca se apagan
que nunca se apagan
Y aquellos rostros eternos en su
plenitud.
Entonces,
Sufriendo por tu aspecto único de
puño con carga de dinamita
Te vio pasar el Sr. Delito Incólume
Sospechaba, y con razón, que
estabas conspirando otro final
Para un poema que nos rescatara del todo.
El adiós no existe, hermano de la
vida,
Te seguimos abrazando
Acá en la mollera, acá en el vacío
del pecho
Estamos sucios de hastío y soledad,
Impregnados de dolor
Y
de tu ausencia incómoda.
Te fuiste de entre nosotros, primero,
Mirá cuánto será que te amamos
Que te seguimos nombrando.
Laura Moreno (2010)
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