15/5/14

Poema a los poetas desaparecidos en Argentina, durante la última dictadura militar

Entonces

Fue en aquel entonces, hermano,
Cuando notaste que, en definición, amanecías.
Sentiste todos los  vientos venturosos  en tu corazón.
Soltaste amarras con tus ideas,
Levaste anclas tras el ansia de un nuevo día.
A nadie resultó extraño, que
Para que el alma remontase vuelo
Abrieras el paraguas azul cielo
De tu  triste canción.

Tus amigos, los cómplices de faso, trago y odio al cliché
Notamos que volvías de tu desnudez
 Con todas aquellas tristezas encendidas.

En cada página tuya rabiaste un sueño nuevo.

Con cada libro que devoraste, pariste una idea diferente.

Todavía no aprendí lo que necesito – dijiste - y
Leías descontrolado en el subte, en las paradas, en el café.

Quienes te amaron poeta, así y todo  percibieron que
Guardaste en tu memoria sólo lo que no podía dejarse atrás.

Ocupaste  el delirio vacío de las publicidades
Con incontables versos de los que rompen ritmos
Pero no tenías ni papel ni lápiz para recordarlos,
Sólo nuestro asombro que no olvida.

Con baile de sonámbulo asustaste cada noche a los lobos.
-         Es demasiado pretencioso este mundo que me duele –
Estallaste.
Eran largas las horas del peor invierno,
Cada segundo una estafa irreparable a la vida.

En cada uno de sus tramos se desangró una entelequia
Y fue, con fuerza de organización en patrones y moldes empíricos
Que  perdimos casi todo.

No nos quedaba más que un cielo de peces huyendo en estampida
Y un mar de lápidas invisibles con sus nombres,
Cuyos epitafios  reivindicaban
Instantes de júbilo de los mejores que se tenga memoria,
Fogatas fantasmales 
que nunca se apagan
Y aquellos rostros eternos en su plenitud.

Entonces,
Sufriendo por tu aspecto único de puño con carga de dinamita
Te vio pasar el Sr. Delito Incólume
Sospechaba, y con razón, que estabas conspirando  otro final
Para un poema que nos rescatara  del todo.

El adiós no existe, hermano de la vida,
Te seguimos abrazando 
Acá en la mollera, acá en el vacío del pecho

Estamos sucios de hastío y  soledad,
Impregnados de  dolor  
Y  de tu  ausencia incómoda.
Te fuiste de entre nosotros,  primero,
Mirá cuánto será que te amamos
Que te seguimos nombrando.

Laura Moreno (2010)





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