ya no creo en el
cielo ni en el infierno
dudaría incluso
de las reencarnaciones
como postura
para atender
ahora
qué importa a
dónde van
si van
lxs muertxs
no me preocupa
si la pasarán mejor
aunque peor me
cuesta imaginar
de más está
decir
existen
estarán en lo
exacto
como la estrella
y el pez
la luz
los agujeros
negros
no alcanzo a
conocer su empuje ni su estela
apenas
interpreto
percibo
circunstancias
ninguna claridad
pero con “mis”
muertxs
privadxs
públicxs
voy ligandome
como una flor a
un jardín
les doy margen
en la memoria del agua que me nutre
les celebro
les dedico
esta manera de
ser vida
con su perfecta
porción de muerte
ineludible
el mismo vestido
hilvanado
con igual aguja
felices todos
nuestros días
como los días
del mar
que merece la
orilla
sin dilaciones.
…
quiero a mi soledad como se quiere a un
árbol
que da frutas y sombra en su justa medida
generosa
me dejo alimentar
descanso en ella
me siento acompañada
agradecida
aún sabiendo que no existe
como no existe el árbol sin el suelo
sin la hormiga
sin el agua
como no existe la sombra sin el sol
que da frutas y sombra en su justa medida
generosa
me dejo alimentar
descanso en ella
me siento acompañada
agradecida
aún sabiendo que no existe
como no existe el árbol sin el suelo
sin la hormiga
sin el agua
como no existe la sombra sin el sol
¿quién podría estar en soledad en un mundo
súper habitado?
¿qué existencia es capaz de recortarse de
la vida fluyendo?
por mi parte
le pertenezco al río
a la tierra
a la raíz
al águila
al corazón humano
a lo asombroso
al movimiento
le pertenezco al río
a la tierra
a la raíz
al águila
al corazón humano
a lo asombroso
al movimiento
Camila García
Reyna nació el 27 abril de 1987 y es cordobesa criada en Cruz del Eje y
Arroyito. Escribe sobre todo poesía. También juega y por eso publica libros y
recita y lee, y participa de puestas teatrales y musicales, y coordina talleres
de escritura y tejido para adultos, y de lectura y escritura lúdica para niños.
Es Licenciada en Letras Modernas y apasionada por el mate y la comida
deliciosa. Es un poco solemne, una pena, pero como se lo permite también se
divierte con eso. En este espacio de amor habrá una porción de poesía que es
una forma de aprender la paz, de reconocerse, de recordarse, de entregarse, de
compartirse siendo. Un deseo de encontrarse en las hermanas, de respetarse, de
estarse queriendo, de respirar lo que elegimos, confiadamente, un poco más
alegres cada vez.
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