Algo ocurre cuando descubrís
un mapa oculto en el entramado de una pluma
algo se ilumina o despierta
una cicatriz un sudor un ocaso
pero si un día cualquiera
vas cruzando la ciudad y te ataca un perro
no corrás
ese animal se inquieta cuando se aproxima algún espíritu
una sombra una pena un cuerpo deshabitado
reconoce
la descomposición de la carne
la sin sabor
la que no fue amada
ese animal persevera en lo profano
calibra sus colmillos en la fe del que lo alimenta
y solo lamerá las manos de los vivos
un mapa oculto en el entramado de una pluma
algo se ilumina o despierta
una cicatriz un sudor un ocaso
pero si un día cualquiera
vas cruzando la ciudad y te ataca un perro
no corrás
ese animal se inquieta cuando se aproxima algún espíritu
una sombra una pena un cuerpo deshabitado
reconoce
la descomposición de la carne
la sin sabor
la que no fue amada
ese animal persevera en lo profano
calibra sus colmillos en la fe del que lo alimenta
y solo lamerá las manos de los vivos
podés ensayar un conjuro
un nombre azaroso
explicarle que pescar y desear un dios se parecen
en ambos casos
algo guardás y algo devolvés al agua
pero sin correr
un nombre azaroso
explicarle que pescar y desear un dios se parecen
en ambos casos
algo guardás y algo devolvés al agua
pero sin correr
la piedad se construye corriendo
y es una casa absurda
y es una casa absurda
ese animal te vio
olfateó tu tristeza
en la cuerda invisible del tiempo convivió contigo
olfateó tu tristeza
en la cuerda invisible del tiempo convivió contigo
conoce
tu zona blanda
en la que clavará sus dientes.
tu zona blanda
en la que clavará sus dientes.
Aseávamos el
desierto
y fue el inicio de nuestro herror
no agotavamos las conbersaciones
las interrumpíamos con ligeros pretextos
mecían latiendo en la corniza
sin fin
la vuelta en el zodíaco
sin fin
menudencias de la bida
como una apostasía intermitente
premeditada
un laverinto de caídos cotidianos y
el herror
sin fin
fuimos
un herror manso y hermoso
íbamos al campo a ver las bacas con b larga
nos orrorizaba sin hache las desigualdades
íbamos de la mano a comprar uevos
soltábamos las redes de los peses
nos undíamos en el amor tremendo de la casa
reíamos viendo ienas en la televición
lo nuestro
fue así
una lus vertical sin esperansa
un herror
porque si algo
nos podía salbar decías
hera eso que habitamos como un juego de niño
y fue el inicio de nuestro herror
no agotavamos las conbersaciones
las interrumpíamos con ligeros pretextos
mecían latiendo en la corniza
sin fin
la vuelta en el zodíaco
sin fin
menudencias de la bida
como una apostasía intermitente
premeditada
un laverinto de caídos cotidianos y
el herror
sin fin
fuimos
un herror manso y hermoso
íbamos al campo a ver las bacas con b larga
nos orrorizaba sin hache las desigualdades
íbamos de la mano a comprar uevos
soltábamos las redes de los peses
nos undíamos en el amor tremendo de la casa
reíamos viendo ienas en la televición
lo nuestro
fue así
una lus vertical sin esperansa
un herror
porque si algo
nos podía salbar decías
hera eso que habitamos como un juego de niño
aquello que
no nos dijimos.
no nos dijimos.
Fabio Cardarelli,
Villa María, Córdoba, Argentina.
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