Toda actividad económica produce costos y beneficios para las sociedades que la desarrollan y es por demás evidente que los costos (ambientales, económicos, sociales y culturales) que deberíamos asumir para desarrollar la actividad minera a cielo abierto en Traslasierra superan con creces los beneficios que la misma podría generar.
En definitiva, los habitantes del valle entendemos que la relación costo-beneficio de la actividad minera en el valle no nos resulta conveniente.
Afortunadamente nuestra región cuenta con recursos que nos han permitido optar por actividades económicas más equitativas y sustentables, como el turismo y la producción agro-ganadera a pequeña escala. Y queremos que esto siga siendo así.
En otras palabras, no estamos dispuestos a pagar localmente los costos para generar beneficios que, tal y como está planteado el esquema de explotación, no vuelven a las comunidades locales.
Por qué NO?
En definitiva, los habitantes del valle entendemos que la relación costo-beneficio de la actividad minera en el valle no nos resulta conveniente.
Afortunadamente nuestra región cuenta con recursos que nos han permitido optar por actividades económicas más equitativas y sustentables, como el turismo y la producción agro-ganadera a pequeña escala. Y queremos que esto siga siendo así.
En otras palabras, no estamos dispuestos a pagar localmente los costos para generar beneficios que, tal y como está planteado el esquema de explotación, no vuelven a las comunidades locales.
Por qué NO?
La minería metalífera a cielo abierto afecta sensiblemente un recurso estratégico: el agua
Un 80% de la superficie abarcada por el pedido de Cateo Cristian se encuentra sobre la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala, principal reservorio acuífero de la provincia.
Las explotaciones no sólo consumen enormes volúmenes de agua, sino que generan residuos contaminantes que afectan los cursos superficiales y se filtran también a las napas subterráneas.
Todos los vecinos del valle conocemos el valor de un recurso que muchas veces se nos presenta escaso. No es extraño encontrarnos en emergencia hídrica cada vez que las temporadas de lluvias se demoran en llegar, poniendo en riesgo nuestras producciones y el normal desarrollo de la temporada turística. Con la llegada de las explotaciones mineras sólo podemos esperar que esta problemática se agudice.
Los efectos contaminantes en el aire, agua y suelo permanecen a largo plazo
Afectando seriamente la salud de la población, la flora y fauna, la producción de alimentos.
Revertir los impactos es complejo y muy costoso.
Sin alejarnos demasiado, tenemos en las Sierras de Córdoba el Complejo Minero Fabril Los Gigantes (foto inferior); una mina de uranio que fue abandonada en 1990. Según la información disponible en el sitio Web de la CNEA, al menos hasta 2005 se seguía trabajando en el proyecto de restitución ambiental del sitio con el fin de tratar los residuos tóxicos y radiactivos que amenazan la calidad de las aguas superficiales y subterráneas que alimentan la cuenca del río San Antonio, que desemboca en el embalse del Dique San Roque; proveedor de agua potable a la ciudad de Córdoba.
La financiación del proyecto (que incluye la restitución ambiental de otros 6 sitios), según lo descrito en el documento publicado, incluía un préstamo del Banco Mundial por U$S 25.000.000, complementado con un monto estimado de U$S 3.430.000 por parte del Gobierno Argentino.
Un 80% de la superficie abarcada por el pedido de Cateo Cristian se encuentra sobre la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala, principal reservorio acuífero de la provincia.
Las explotaciones no sólo consumen enormes volúmenes de agua, sino que generan residuos contaminantes que afectan los cursos superficiales y se filtran también a las napas subterráneas.
Todos los vecinos del valle conocemos el valor de un recurso que muchas veces se nos presenta escaso. No es extraño encontrarnos en emergencia hídrica cada vez que las temporadas de lluvias se demoran en llegar, poniendo en riesgo nuestras producciones y el normal desarrollo de la temporada turística. Con la llegada de las explotaciones mineras sólo podemos esperar que esta problemática se agudice.
Los efectos contaminantes en el aire, agua y suelo permanecen a largo plazo
Afectando seriamente la salud de la población, la flora y fauna, la producción de alimentos.
Revertir los impactos es complejo y muy costoso.
Sin alejarnos demasiado, tenemos en las Sierras de Córdoba el Complejo Minero Fabril Los Gigantes (foto inferior); una mina de uranio que fue abandonada en 1990. Según la información disponible en el sitio Web de la CNEA, al menos hasta 2005 se seguía trabajando en el proyecto de restitución ambiental del sitio con el fin de tratar los residuos tóxicos y radiactivos que amenazan la calidad de las aguas superficiales y subterráneas que alimentan la cuenca del río San Antonio, que desemboca en el embalse del Dique San Roque; proveedor de agua potable a la ciudad de Córdoba.
La financiación del proyecto (que incluye la restitución ambiental de otros 6 sitios), según lo descrito en el documento publicado, incluía un préstamo del Banco Mundial por U$S 25.000.000, complementado con un monto estimado de U$S 3.430.000 por parte del Gobierno Argentino.
En Traslasierra vivimos en un ambiente sano que nos permite gozar de buena salud y calidad de vida. Y así queremos que sea para las futuras generaciones.
Los habitantes de las sierras y las zonas rurales del valle siembran y crían animales para autoconsumo. También existen pequeños y medianos emprendimientos agro productivos. La contaminación del agua y el suelo condenaría estas actividades a la desaparición.
Fuente: http://www.traslasierradespierta.com/porqueno.htm
.besos.
ResponderEliminarhoy no opino sobre lo que subiste...
a veces me siento fuera de la realidad.
.más besos.