Moreno fue secuestrado el 29 de abril de 1977 en Olavarría. Durante cuatro días fue interrogado y torturado en la chacra de los Méndez. El 3 de mayo se fugó. Descalzo, tambaleante, llegó a la chacra de los Bulfoni. Fue recapturado, pero volvió a escabullirse. El secuestrador frustrado le ordenó a la hija de los Bulfoni que lo llevaran a la chacra de los Méndez, donde subió un hombre armado. Partieron en camioneta, lo encontraron atrás de una piedra, le pegaron con una pala y otra vez al centro clandestino. Lo mataron ese mismo día. El Primer Cuerpo de Ejército informó en un comunicado que Moreno fue “abatido” por resistirse a ser detenido. Su cuñado lo reconoció en la morgue envuelto en una manta verde del Ejército, con dos disparos, la nariz quebrada y signos de torturas. Los obreros de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) se levantaron al saber del crimen, pero el teniente coronel Ignacio Verdura le exigió a la mujer de Moreno que los calmara si quería el cuerpo. “Moreno era tan querido que hasta los abogados de las cementeras, sus contrapartes en los juicios, firmaron un hábeas corpus por él”, recordó ayer el fiscal Adler.
Durante el juicio que se está sustanciando, se realizó la reconstrucción del cautiverio de Moreno en la quinta de los hermanos Méndez, dos civiles acusados. Entre otros, declaró Ana María Posal, la hija de los caseros de Los Cardos. Habló del movimiento militar que notó en la chacra entre el
secuestro y asesinato. “Un día llegaron camiones verdes, camionetas, autos civiles, y de los vehículos bajaron personas vestidas de militares”, dijo. “Un militar se acercó a pedirnos agua y comida.” El pedido se repitió varios días.
Siempre era el mismo militar y un grupo de “soldados” se mantenía en los perímetros de la quinta. Desde la primera noche “se escucharon la voz de un hombre y de dos mujeres jóvenes que gritaban, pedían socorro y auxilio”. Como los gritos se repetían cada noche, su familia habló con la comisión directiva de Los Cardos, pero les dijeron que mejor no insistieran para evitar dificultades.
secuestro y asesinato. “Un día llegaron camiones verdes, camionetas, autos civiles, y de los vehículos bajaron personas vestidas de militares”, dijo. “Un militar se acercó a pedirnos agua y comida.” El pedido se repitió varios días.
Siempre era el mismo militar y un grupo de “soldados” se mantenía en los perímetros de la quinta. Desde la primera noche “se escucharon la voz de un hombre y de dos mujeres jóvenes que gritaban, pedían socorro y auxilio”. Como los gritos se repetían cada noche, su familia habló con la comisión directiva de Los Cardos, pero les dijeron que mejor no insistieran para evitar dificultades.
Carlos Moreno era el abogado de los empleados de la empresa cementera Loma Negra durante la época del terrorismo de Estado en Argentina.
Actualmente se está enjuiciando a los responsables de su asesinato, los coroneles retirado Roque Pappalardo y Julio Tomassi, el suboficial José Luis Ojeda y los hermanos Emilio y Julio Méndez, dos civiles que facilitaron su chacra de Tandil como centro clandestino
También es probable que se promueva una investigación criminal contra los directivos de la firma que desde 1976 dirigía Amalia Lacroze de Fortabat, que murió impune el mes pasado.
Se está juzgando la privación ilegal de la libertad, las torturas y el asesinato de Moreno, uno de los tantos abogados asesinados en nuestro país por defender los intereses y las vidas de los trabajadores en la última dictadura.
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Lamentablemente pasan los años y los cómplices de la dictadura mueren en sus camas, lo mismo sucederá con E.Noble. La justicia es demasiada lenta y les "priva" el derecho de conocer una celda.
ResponderEliminarMe gusta tu blog, voy a pasar seguido a visitarlo.
Te sigo, un gran saludo.