Fotos de los desaparecidos bajo la dictadura militar de 1976–1983, en la semana de conmemoración del golpe de estado. Pasaje Santa Catalina, Córdoba, Argentina. El edificio blanco a la derecha es donde funcionaba la temible D2 durante el proceso militar. Cabildo de Córdoba. A la izquierda, el jardín de la Catedral de Córdoba. A la izquierda la cruz, a la derecha, la espada.
El 19/06 declaró Carlos Beltrán
-¿Qué hace? ¿A que se dedica? ¿De que vive? ¿Por qué le dieron de baja?
Se emociona y rompe en llanto.
¿Por qué se emociona? lo sigue indagando el magistrado.Beltrán se tranquiliza y comienza a encontrar la serena solvencia que marcó su declaración, empieza.
De la Quiaca a La Perla
Cuenta que cuando ingresó a la gendarmería su destino fue la Quiaca, pasó por Bs. As. En 1978 lo trasladaron a varios puntos de Córdoba.
El régimen de los gendarmes era rotativo, 15 días cubriendo un objetivo y siete de descanso. A Beltrán, como a tantos otros, lo pasearon por La Perla, La Perla Chica, La Ribera y la Penitenciaria de San Martín. Todos eslabones de la máquina de muerte que comandaba Luciano Benjamín Menéndez. Incluso hubo detenidos como Eduardo Porta, a los que los vio desfilar por los cuatro lugares.
Bajo la Gendarmería quedó la responsabilidad de custodiar las instalaciones de La Perla, recibiendo las órdenes de los oficiales y suboficiales de Ejército que manejaban los interrogatorios, torturas, secuestros y fusilamientos, los “verdugos” según el testigo.
Recuerda que antes del mundial de fútbol del año 78` pasó entre cuatro y cinco meses asignado en La Perla. Su conocimiento sobre el funcionamiento del lugar y la participación de los imputados dentro de esta máquina de matar son inequívocos.
Cuando volvía de una semana de descanso el número de secuestrados variaba drásticamente, dijo que a veces “cuando volvía ya no estaban, desaparecían”.
Cuando traían “paquetes” (denominación de los secuestrados) entraban con los autos del operativo anunciando un triple guiño de luces. Al bajarlos iban directo a la Margarita, sala exclusiva de torturas que contaba con una “parrilla” (elástico de cama), palos y picana eléctrica. A los gendarmes les ordenaban llevar hasta allí a los cautivos, luego se escuchaban los gritos junto a impactos de la cama contra el piso.
La suerte de los detenidos-desaparecidos es bien conocida por el testigo, que en una madrugada de invierno su respeto a la vida desafió a Manzanelli, que por la edad y el poder que tenía él identificaba como un Capitán, después supo que sólo era un suboficial: Una pareja de jóvenes fue sacada de La Cuadra donde estaban tirados los detenidos, vendados los subieron a un camión Unimog de Ejército en el que subió Beltrán. La caravana la completaban dos autos mas donde iban “Cogote Torcido” (Manzanelli), Gino (Padován) y el Yanky (Lujan).
Anduvieron a marcha lenta por la autopista a C. Paz, entraron por un camino a la derecha, se metieron en el monte. Recuerda que la chica estaba embarazada y al chico le quitaron la venda para que cavara su tumba. Los pararon y llamaron a Beltrán para que les disparara.
-“Yo entré a la gendarmería con otra doctrina, matar así es un asesinato, yo no lo hago” dijo-“La puta que lo parió, usted es un cobarde, no sirve para militar”, le respondió Cogote Torcido-“Yo soy bien macho, pero no asesino” retrucó el gendarme
Ahí yo me enojé y también lo putié reconoce, Manzanelli lo golpeó en el pecho, prometió darle de baja y además lo sancionó impidiéndole que regresara en el Unimog.
-“Le dije que se lo meta en el culo, que yo tenía piernas pa` caminar. También me quiso quitar el arma, pero no se la di.”
Los remataron a corta distancia, caídos en el pozo los rociaron de nafta y luego de reducidos por el fuego los taparon.
Al amanecer lo despidieron, la “rebeldía” del testigo llegó hasta la oficina administrativa encargada de las bajas, cuando leyó los motivos de su sanción pidió que se especificara en qué había consistido su desobediencia, pero el reclamo solo consiguió 15 días más de arresto. El no presenció más fusilamientos pero supo que todas las noches sacaban a 2, 3, 5 personas.
-“Yo entré a la gendarmería con otra doctrina, matar así es un asesinato, yo no lo hago” dijo-“La puta que lo parió, usted es un cobarde, no sirve para militar”, le respondió Cogote Torcido-“Yo soy bien macho, pero no asesino” retrucó el gendarme
Ahí yo me enojé y también lo putié reconoce, Manzanelli lo golpeó en el pecho, prometió darle de baja y además lo sancionó impidiéndole que regresara en el Unimog.
-“Le dije que se lo meta en el culo, que yo tenía piernas pa` caminar. También me quiso quitar el arma, pero no se la di.”
Los remataron a corta distancia, caídos en el pozo los rociaron de nafta y luego de reducidos por el fuego los taparon.
Al amanecer lo despidieron, la “rebeldía” del testigo llegó hasta la oficina administrativa encargada de las bajas, cuando leyó los motivos de su sanción pidió que se especificara en qué había consistido su desobediencia, pero el reclamo solo consiguió 15 días más de arresto. El no presenció más fusilamientos pero supo que todas las noches sacaban a 2, 3, 5 personas.
Los días de Beltrán en La Perla le permitieron conocer otros métodos empleados para eliminar. Narró conversaciones que escuchaba de boca de los hoy imputados en donde sacaban a los detenidos del Centro Clandestino para fusilarlos en la calle y presentarlos como abatidos en un enfrentamiento. Estos operativos eran llamados “Ventilador” y fue el elegido para “blanquear” el asesinato de las cuatro víctimas de esta causa.
Cerrando su testimonio Beltrán precisó que en dos oportunidades vio ingresar a Menéndez en La Perla, donde fue recibido por “Cogote Torcido” que le mostró “el hangar” donde estaban los prisioneros y la sala de las torturas: “Esta es la parrilla” dijo el anfitrión, “está bien” respondió el general.
Beltrán queda desocupado, el Tribunal y la democracia le agradecen su coraje. En un rincón los imputados discuten con sus defensores, de pie Padován y Manzanelli, quizá los mas involucrados en el relato del ex gendarme, increpan con su dedo índice, no escuchamos lo que dicen pero se los ve enardecidos.
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sigues con esto, y me parece bien, pero cuanto tiempo hay que seguir hundiendose en el pasado?
ResponderEliminarquien tanto se aferra el pasado, nunca vera el futuro.
Cómo cosas del pasado???
ResponderEliminarEste juicio lo esperamos treinta años...
mmm...
No lo leas si no querés... yo te entiendo, ya estoy asqueada de leer y escuchar lo que hicieron... pero hay pibes que no lo saben... y deben enterarse...
Falta encontrar a 400 hijos de desaparecidos que fueron robados...
...
Te hiciste el ADN?
ejaleeeeeeeee...No había leído esto de Ariel...
ResponderEliminarSí yo tuviera a un familiar desaparecido, creo ke lo ke más trataría de evitar sería el futuro...Hay ke saber ponerse en el lugar de...sino te terminas hundiendo en tí mismo....
Y no digo nada más...harto blabla he gastado en cosas como estas, pero, lamentablemente, pocas veces he sacado algo...Mejor me voy a comprar un chocolate...
sigo leyendo una historia muy reciente, y muchas veces me imaginé siendo una hija de desaparecidos, qué difícil para todos...
ResponderEliminarte contesto a tu agenda de contactos: a Marat lo conozco le hago visitas silenciosas.
¿quién es el otro chico?
y vos quien sabe a cuántos trenes has subido?(jajaja)
besotes