In my craft or sullen art
Exercised in the still night
When only the moon rages
And the lovers lie abed
With all their griefs in their arms,
I labour by singing light
Not for ambition or bread
Or the strut and trade of charms
On the ivory stages
But for the common wages O
f their most secret heart
Not for the proud man apart
From the raging moon I write
On these spindrift pages
Nor for the towering dead
With their nightingales and psalms
But for the lovers, their arms
Round the griefs of the ages,
Who pay no praise or wages
Nor heed my craft or art.
.
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.
.
En mi oficio u hosco arte ejercido en la noche en calma
cuando sólo rabia la luna y los amantes descansan con sus penas en los brazos,
trabajo a la luz cantora no por ambición ni pan
lucimiento o simpatías en los escenarios de marfil sino
por el común salario de su recóndito corazón.
No para los soberbios aparte de la rabiosa luna escribo
en estas páginas rociadas por las espumas del mar
ni para los encumbrados muertos con sus ruiseñores y salmos
sino para los amantes, sus brazos abarcando las penas de los siglos,
que no elogian ni pagan ni hacen caso de mi oficio o arte.
http://www.dim.uchile.cl/~anmoreir/escritos/thomas.html Much more Dylan Thomas
27/7/08
Fragmento del poema "Epílogo" de Ana Ajmatova
Aprendí cómo puede deshojarse un rostro
cómo ente los párpados asoma el espanto,
y el sufrimiento va grabando las mejillas,
como tablillas de escritura cuneiforme.
Cómo bucles que fueron castaños o negros
se tornan plateados al paso de una noche,
y se marchita la risa en los labios sumisos
y en la seca sonrisa vemos temblar el miedo...
No sólo por mí elevo esta plegaria,
sino por todas aquellas que a mi lado
soportaron el frío atroz
y el bochorno de julio
a los pies de aquella pared roja y ciega.
25/7/08
La sentencia a Menéndez y sus esbirros - Final de los genocidas del Proceso en Córdoba, Argentina
CARLOS ALONSO
1929 -
La Verdad Desnuda - Año 1988
Acrílico sobre nueve telas de 57 x 89 cm. unidas a un bastidor de hierro.
Propiedad del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Córdoba
1929 -
La Verdad Desnuda - Año 1988
Acrílico sobre nueve telas de 57 x 89 cm. unidas a un bastidor de hierro.
Propiedad del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Córdoba
Como parte del proyecto MEMORIA XXI, que lleva adelante el Museo Dr. Genaro Pérez, el cual tiene como objetivo recuperar y dar a conocer las principales obras del Patrimonio Artístico de los cordobeses, se presentará la obra “La verdad desnuda”, que el maestro Carlos Alonso realizara a pedido del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Córdoba. La obra ha sido restaurada en el Taller de Restauración “Dr. Domingo Biffarella” del Museo.
"La propuesta de mi pintura se basa en la idea de que la "verdad" es múltiple y que, como hay distintas formas de ver, hay, generalmente, muchas versiones sobre un mismo hecho. Tomé como tema "El juicio de Frinet" e intenté poner al espectador en las mismas disyuntivas de quien, a partir de algunos datos, tiene que reconstruir un suceso y desentrañar el que más se acerca a la "realidad". Cada uno de los personajes representa los sectores, o mejor, los valores que están en juego en todo litigio. Así "La Verdad Desnuda", puede ser la libertad de expresión y el derecho a determinar sus límites, algo fundamental en el arte. Otros personajes son: El que intenta cubrirla o descubrirla: El testigo claro u oscuro: El viejo sabio o ciego: La fiera domesticada: La gente del pueblo: El que acusa: El que corrompe; El que libera" (Carlos Alonso).
"La propuesta de mi pintura se basa en la idea de que la "verdad" es múltiple y que, como hay distintas formas de ver, hay, generalmente, muchas versiones sobre un mismo hecho. Tomé como tema "El juicio de Frinet" e intenté poner al espectador en las mismas disyuntivas de quien, a partir de algunos datos, tiene que reconstruir un suceso y desentrañar el que más se acerca a la "realidad". Cada uno de los personajes representa los sectores, o mejor, los valores que están en juego en todo litigio. Así "La Verdad Desnuda", puede ser la libertad de expresión y el derecho a determinar sus límites, algo fundamental en el arte. Otros personajes son: El que intenta cubrirla o descubrirla: El testigo claro u oscuro: El viejo sabio o ciego: La fiera domesticada: La gente del pueblo: El que acusa: El que corrompe; El que libera" (Carlos Alonso).
Hoy 25 de julio de 2008 estamos despertando a un nuevo día, ayer fue sentenciado a cadena perpetua el máximo genocida de nuestra provincia, Luciano Benjamín Menéndez. Y cumple su sentencia en una cárcel común.
Ni olvido ni perdón, juicio y castigo a todos los culpables de delitos de lesa humanidad...
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22/7/08
"A la deriva"
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El hombre pisó algo blanduzco, y enseguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse, con un juramento vio una yararacusú que, arrollada sobre si misma, esperaba otro ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándose las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irritado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho y se echó de brazo sobre la rueda de trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
-¡Dorotea! -alcanzó a lanzar en un estertor-. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió entre tragos. Pero no había sentido gusto alguna.
-¡Te pedí caña, no agua! -rugió de nuevo-. ¡Dame caña!
-¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada.
-¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
-Bueno; esto se pone feo... -murmuró entonces, mirando su pie, lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta, que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentóse en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pacú.
En hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito, de sangre esta vez, dirigió una mirada al sol, que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrio el pantalon con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría llegar jamas él solo a Tacurú-Pacú y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba; pero a los veinte metros, exhaustos, quedó tendido de pecho.
-¡Alves! -gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oido en vano-. ¡Compadre Alves! ¡No me niegues este favor! -clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, atrapándola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas, bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, atrás, siempre la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuia, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocio para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pacú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. no sentia ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Vivirá aún su compadre Gaona, en Tacurú-Pacú?. Acaso viera tambien a su ex patrón mister Dougald y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto?. el cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río se frescura crepuscular en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre si misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años?. Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses?. Acaso. ¿Ocho meses y medio?. Eso si, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería?. Y la respiración...
Al recibidor de maderas de mister Douglad, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un Viernes Santo.... ¿Viernes?. Si, o jueves...
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
-Un jueves.
Y cesó de respirar.
Tomado del libro: "Cuentos de amor, de locura y de muerte" de Horacio Quiroga.
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El hombre pisó algo blanduzco, y enseguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse, con un juramento vio una yararacusú que, arrollada sobre si misma, esperaba otro ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándose las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irritado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho y se echó de brazo sobre la rueda de trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
-¡Dorotea! -alcanzó a lanzar en un estertor-. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió entre tragos. Pero no había sentido gusto alguna.
-¡Te pedí caña, no agua! -rugió de nuevo-. ¡Dame caña!
-¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada.
-¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
-Bueno; esto se pone feo... -murmuró entonces, mirando su pie, lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta, que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentóse en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pacú.
En hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito, de sangre esta vez, dirigió una mirada al sol, que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrio el pantalon con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría llegar jamas él solo a Tacurú-Pacú y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba; pero a los veinte metros, exhaustos, quedó tendido de pecho.
-¡Alves! -gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oido en vano-. ¡Compadre Alves! ¡No me niegues este favor! -clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, atrapándola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas, bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, atrás, siempre la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuia, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocio para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pacú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. no sentia ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Vivirá aún su compadre Gaona, en Tacurú-Pacú?. Acaso viera tambien a su ex patrón mister Dougald y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto?. el cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río se frescura crepuscular en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre si misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años?. Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses?. Acaso. ¿Ocho meses y medio?. Eso si, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería?. Y la respiración...
Al recibidor de maderas de mister Douglad, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un Viernes Santo.... ¿Viernes?. Si, o jueves...
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
-Un jueves.
Y cesó de respirar.
Tomado del libro: "Cuentos de amor, de locura y de muerte" de Horacio Quiroga.
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21/7/08
Los escritos vuelan
.
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El satén de las páginas
que se hojean en los libros
modela
una mujer tan hermosa
Que cuando no se lee se contempla
a esa mujer con tristeza
Sin atreverse a hablarle
sin atreverse a decirle
que es tan hermosa
Que lo que se va a saber no tiene precio
Esta mujer pasa imperceptiblemente
entre un rumor de flores
A veces se vuelve en medio
de las estaciones impresas
Para preguntar la hora o mejor aún
simula
contemplar unas joyas bien de frente
Como no hacen las criaturas reales
(...)
.
.
.
ANDRÉ BRETON
.
.
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19/7/08
Festejar el día del amigo a lo Fontanarrosa
Dialogando con Inodoro Pereyra...
- ¿Como anda Inodoro?
- Mal...pero acostumbrao
- Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas
y divorciado de sus riquezas.
- A veces la picardía crioya es sólo desesperación, Mendieta.
- Con la verdá no ofendo ni temo. Con la mentira zafo y sobrevivo, Mendieta.
- No tenemos que copiar las cosas malas de ajuera. ¡ Nosotros tenemos que crear nuestras propias cosas malas !
- ¿Y usted cómo se gana la vida?
- ¿Ganar? ¡De casualidá estoy sacando un empate!
-¿No andará mal de la vista, don Inodoro?
- Puede ser...Hace como tres meses que no veo un peso.
...
- Vago no soy,...quizá algo tímido para el esjuerzo.
- - La Eulogia es, de lejos, la mejor prienda que conocí en mi vida.
Bien de lejos... 20, 30 kilómetros.
De cerca es así, jodida...
- Dígame don Inodoro, ¿usté está con la Eulogia por alguna promesa? -
- Mendieta, uno se deslumbra con la mujer linda,
se asombra con la inteligente...
y se queda con la que le da pelota.
- "Endijpué de tantos años, si tengo que elegir otra vez, la elijo a la Eulogia con los ojos cerrados.
Porque si los abro elijo a otra".
- ¿Puede una persona disaparecer de a pedazos?
...Porque a la Eulogia le desapareció la cintura.
- Acepto que la Eulogia es fulera,
pero es de las que demuestran la beyeza por el absurdo.
- Usté no está gorda, Eulogia.
Es un bastión contra la anorexia apátrida.
- La Eulogia es una santa.
No como mi cuñada, que sufre el Síndrome de la Abeja Reina.
Se cree una reina y es un bicho.
Para festejar el día del amigo, reirnos un ratito con lo escrito y dicho por el inefable y maravilloso Fontanarrosa, nuestro escritor y dibujante ya fallecido.
- ¿Como anda Inodoro?
- Mal...pero acostumbrao
- Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas
y divorciado de sus riquezas.
- A veces la picardía crioya es sólo desesperación, Mendieta.
- Con la verdá no ofendo ni temo. Con la mentira zafo y sobrevivo, Mendieta.
- No tenemos que copiar las cosas malas de ajuera. ¡ Nosotros tenemos que crear nuestras propias cosas malas !
- ¿Y usted cómo se gana la vida?
- ¿Ganar? ¡De casualidá estoy sacando un empate!
-¿No andará mal de la vista, don Inodoro?
- Puede ser...Hace como tres meses que no veo un peso.
...
- Vago no soy,...quizá algo tímido para el esjuerzo.
- - La Eulogia es, de lejos, la mejor prienda que conocí en mi vida.
Bien de lejos... 20, 30 kilómetros.
De cerca es así, jodida...
- Dígame don Inodoro, ¿usté está con la Eulogia por alguna promesa? -
- Mendieta, uno se deslumbra con la mujer linda,
se asombra con la inteligente...
y se queda con la que le da pelota.
- "Endijpué de tantos años, si tengo que elegir otra vez, la elijo a la Eulogia con los ojos cerrados.
Porque si los abro elijo a otra".
- ¿Puede una persona disaparecer de a pedazos?
...Porque a la Eulogia le desapareció la cintura.
- Acepto que la Eulogia es fulera,
pero es de las que demuestran la beyeza por el absurdo.
- Usté no está gorda, Eulogia.
Es un bastión contra la anorexia apátrida.
- La Eulogia es una santa.
No como mi cuñada, que sufre el Síndrome de la Abeja Reina.
Se cree una reina y es un bicho.
Para festejar el día del amigo, reirnos un ratito con lo escrito y dicho por el inefable y maravilloso Fontanarrosa, nuestro escritor y dibujante ya fallecido.
18/7/08
Finalizaron los alegatos, la sentencia se conocerá el jueves 24 de julio
11/7 Día 18 - Alegato de la Fiscalía
Los tres fiscales de este juicio se dividieron la argumentación del alegato. Comenzó el Fiscal General Maximiliano Hairabedian enmarcando el contexto de violencia política en el cual se desarrollaron los hechos, reivindicó la valentía y veracidad de los testimonios y desarrolló con claridad la teoría de la argumentación. Continuó Graciela López de Filoñuk describiendo la conducta y participación en los hechos de los imputados. Afirmó que en La Perla los represores actuaban en conjunto y “todos hacían todo” y reclamó que en los diez años que ella leva investigando estas causas, jamás obtuvo colaboración alguna de las Fuerzas Armadas.A su turno Fabián Asís miró al público presente y pidió perdón en nombre de la institución a la cual representa por haber demorado tres décadas en dar respuesta a los pedidos de justicia. El defensor de los ausentes, Marcelo Arrieta también hizo uso de la palabra por primera vez en el juicio.Finalmente la palabra volvió al Fiscal General quién solicitó penas de entre 18 y 25 años para los imputados, ninguno de ellos estaba presente en la sala
16/7/08
10/7/08
7/7/08
Se acerca la hora de la Justicia
Por los crímenes cometidos en La Perla, el próximo jueves comenzarán los alegatos de los abogados querellantes. Serán televisados en vivo y en directo para toda la provincia de Córdoba.
Luego de un mes y medio de audiencias testimoniales, durante las cuales varios sobrevivientes del centro clandestino La Perla reconocieron a los imputados y describieron su participación en secuestros y torturas, el jueves a las 9 de la mañana comenzarán los alegatos de los abogados querellantes, que serán televisados en vivo y en directo para toda la provincia.
Los acusados, además de Menéndez, son el coronel Hermes Oscar Rodríguez, el capitán Jorge Exequiel Acosta, los suboficiales Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz, Oreste Valentín Padován, y el personal civil de inteligencia Ricardo Lardone. Con 160 personas presentes desde el comienzo hasta el final de cada audiencia, los ex represores delegaron sus defensas en los abogados y prácticamente no hicieron uso de su derecho a hablar. La primera excepción fue el general Menéndez, que el primer día leyó un discurso con los mismos términos que usaba durante la dictadura. “Fue una guerra revolucionaria” en la cual “se combatió y venció al terrorismo marxista”, arengó solitario.
Sólo el capitán retirado Acosta demostró conservar una mínima esperanza de salir absuelto. Según su legajo y un Boletín Reservado del Ejército, el ex jefe de La Perla fue trasladado a otro destino el 5 de noviembre de 1977, el día anterior a los secuestros de Hilda Flora Palacios, Humberto Horacio Brandalisis, Carlos Enrique Laja y Raúl Oscar Cardozo, los cuatro militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores que luego de cuarenta días de cautiverio en La Perla fueron asesinados en un tiroteo fraguado, en la intersección de Sagrada Familia y Ejército Argentino.
El problema del Rulo Acosta no son sólo los sobrevivientes que lo recuerdan en La Perla después de esa fecha. El único testigo ofrecido por su defensa, coronel retirado Heraldo Ernesto Biolatto, lo terminó de incriminar: confirmó que hasta el 5 de diciembre estuvo asignado al Destacamento 141 y recién entonces fue trasladado al Batallón de Inteligencia 601 en Buenos Aires. Sólo el coronel retirado Hermes Oscar Rodríguez, segundo jefe del Destacamento, pidió declarar para decir que tras un arresto de un mes, que concluyó el 22 de octubre, Acosta fue relevado y reemplazado.
Acosta es, además, el único de los imputados con abogados privados, lo cual no necesariamente lo beneficia. Uno de sus defensores es Jorge Agüero, ex candidato a gobernador menemista en las últimas elecciones. En los afiches de campaña Agüero aparecía con un rifle en la mano, se presentaba como “El Mesías” y proponía “libre portación de armas y grupos de autodefensa”. El jueves pidió incorporar a la causa dos disparatadas denuncias contra la jueza Cristina Garzón de Lascano y la fiscal Graciela López de Filoñuk, a quienes acusa de armar causas y preparar testigos.
Las audiencias testimoniales concluyeron el jueves. Ana Beatriz Iliovich, sobreviviente de La Perla, contó que tener apellido judío implicaba ser torturado con más saña. “Fue un plus a las humillaciones a las que fui sometida”, dijo. La testigo reconoció a sus victimarios por nombre, apellido y apodo, y solicitó que se retiraran de la sala. Luego recordó que Rodríguez, al volver de un operativo, le dijo “con vos vamos a hacer jabón de tocador”. El coronel presenció el relato desde una sala contigua. Al volver pidió la palabra, los presentes pensaron que iba a desmentir a la testigo, pero no: era para defender a Acosta.
El jueves comenzarán los alegatos de Martín Fresneda y Claudio Orosz, abogados de Hijos y Familiares que representan a las hijas de Hilda Palacios, y Mauro Ompré, abogado de la familia de Carlos Lajas. El viernes será el turno de los fiscales Maximiliano Hairabedian, Jorge Asís y Graciela López de Filoñuk. El lunes siguiente será el turno de las defensas y el lunes 21 podría llegar a conocerse la sentencia. Antes los represores podrán hacer uso del derecho a decir sus últimas palabras.
Hace 31 años, una patota de militares y miembros del Comando Nacionalista Universitario de Mar del Plata secuestró a un grupo de abogados laboralistas y los trasladó a La Cueva, un centro clandestino ubicado en la base aérea local. Entre las víctimas de la Noche de las Corbatas, aún impune, estaban Tomás Fresneda y Mercedes Argañaraz, padres de Martín, abogado de Hijos regional Córdoba y segundo miembro de esa agrupación (la primera fue Verónica Bogliano, de la regional La Plata) que actúa como querellante en causas por crímenes de lesa humanidad.
–¿Cuál es el balance del juicio hasta aquí?
–Sumamente positivo. Gran cantidad de testigos describieron con claridad la metodología usada en La Perla. Se demostró la implementación de un plan sistemático de exterminio de opositores políticos, método perverso importado de los escuadrones de la muerte de Argelia, con interrogatorios para extraer información y lograr detenciones en cadena. También se mostró el método de exterminio. Un ex gendarme declaró que se negó a participar de un fusilamiento y por eso lo echaron, pero vio a miembros del destacamento matar a secuestrados de La Perla. Contó que los hicieron cavar un pozo, los mataron, luego los quemaron y enterraron disimulando el lugar. También fue positivo el reconocimiento de La Perla. Los sobrevivientes mostraron los lugares exactos donde se alojaron las cuatro víctimas. La prueba es abundante y contundente.
–¿La única represalia contra el gendarme que se negó a fusilar fue que lo echaron de la fuerza?
–Le dijeron que era “un cagón” por incumplir la orden, le iniciaron un sumario y lo echaron.
–¿Los gendarmes participaban de fusilamientos?
–No hay pruebas o indicios de que fusilaran. A este gendarme lo llevaron en esa única ocasión, creo que con otro compañero que tampoco fusiló. No sabemos si efectivamente participaban.
–¿Cómo se sintieron los testigos al declarar frente a sus victimarios?
–Por momentos cómodos, por momentos nerviosos. Hubo un muy buen trabajo desde el Plan de Asistencia a la Víctima del Terrorismo de Estado, complementado por las secretarías de Derechos Humanos de Nación y de la provincia de Córdoba. Los psicólogos dieron contención previa y posterior a las declaraciones. También generó confianza en los testigos la Unidad de Protección, con custodias de la policía de Córdoba. Y el tribunal tuvo consideración y respeto, guardó todas las formalidades necesarias para proteger a los testigos de preguntas insidiosas y agraviantes.
–¿Cuál fue la respuesta de la sociedad?
–Es difícil de analizar. A la gente que siempre estuvo interesada, le resulta increíble que hayamos llegado a esta instancia. Muchos siguieron el juicio por los medios, que hicieron un excelente trabajo. Un sector de la sociedad que no conocía en profundidad lo sucedido tuvo oportunidad de conocer los métodos usados con los detenidos. Conocer la verdad a partir de los propios testimonios es muy valioso. Ayuda a las nuevas generaciones a entender los motivos y las causas de la derrota de una generación y a saber cómo el Estado se volvió terrorista. Sectores antes reticentes a recibir información de a poco la incorporan y emiten opiniones muy contundentes. También sirvió para que ex militantes reflexionaran sobre su visión del pasado, en particular sobre las acusaciones que alguna vez propiciaron contra sus compañeros sobrevivientes.
–¿Concurrió alguien en respaldo de los imputados?
–Sé que hubo cinco o seis familiares, pero el comportamiento fue cordial. No hubo tensión ni roces. El único inconveniente fue con un defensor (N. de R: Jorge Agüero), por su nivel de intimidación en los interrogatorios. Más aún cuando osó denunciar a la jueza y a la fiscal de primera instancia por estafa procesal. Las acusó de preparar testigos y direccionar la causa contra su defendido. Pero fue un caso aislado. Los defensores oficiales e incluso el doctor (Alejandro) Cuesta Garzón fueron muy respetuosos.
Luego de un mes y medio de audiencias testimoniales, durante las cuales varios sobrevivientes del centro clandestino La Perla reconocieron a los imputados y describieron su participación en secuestros y torturas, el jueves a las 9 de la mañana comenzarán los alegatos de los abogados querellantes, que serán televisados en vivo y en directo para toda la provincia.
Los acusados, además de Menéndez, son el coronel Hermes Oscar Rodríguez, el capitán Jorge Exequiel Acosta, los suboficiales Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz, Oreste Valentín Padován, y el personal civil de inteligencia Ricardo Lardone. Con 160 personas presentes desde el comienzo hasta el final de cada audiencia, los ex represores delegaron sus defensas en los abogados y prácticamente no hicieron uso de su derecho a hablar. La primera excepción fue el general Menéndez, que el primer día leyó un discurso con los mismos términos que usaba durante la dictadura. “Fue una guerra revolucionaria” en la cual “se combatió y venció al terrorismo marxista”, arengó solitario.
Sólo el capitán retirado Acosta demostró conservar una mínima esperanza de salir absuelto. Según su legajo y un Boletín Reservado del Ejército, el ex jefe de La Perla fue trasladado a otro destino el 5 de noviembre de 1977, el día anterior a los secuestros de Hilda Flora Palacios, Humberto Horacio Brandalisis, Carlos Enrique Laja y Raúl Oscar Cardozo, los cuatro militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores que luego de cuarenta días de cautiverio en La Perla fueron asesinados en un tiroteo fraguado, en la intersección de Sagrada Familia y Ejército Argentino.
El problema del Rulo Acosta no son sólo los sobrevivientes que lo recuerdan en La Perla después de esa fecha. El único testigo ofrecido por su defensa, coronel retirado Heraldo Ernesto Biolatto, lo terminó de incriminar: confirmó que hasta el 5 de diciembre estuvo asignado al Destacamento 141 y recién entonces fue trasladado al Batallón de Inteligencia 601 en Buenos Aires. Sólo el coronel retirado Hermes Oscar Rodríguez, segundo jefe del Destacamento, pidió declarar para decir que tras un arresto de un mes, que concluyó el 22 de octubre, Acosta fue relevado y reemplazado.
Acosta es, además, el único de los imputados con abogados privados, lo cual no necesariamente lo beneficia. Uno de sus defensores es Jorge Agüero, ex candidato a gobernador menemista en las últimas elecciones. En los afiches de campaña Agüero aparecía con un rifle en la mano, se presentaba como “El Mesías” y proponía “libre portación de armas y grupos de autodefensa”. El jueves pidió incorporar a la causa dos disparatadas denuncias contra la jueza Cristina Garzón de Lascano y la fiscal Graciela López de Filoñuk, a quienes acusa de armar causas y preparar testigos.
Las audiencias testimoniales concluyeron el jueves. Ana Beatriz Iliovich, sobreviviente de La Perla, contó que tener apellido judío implicaba ser torturado con más saña. “Fue un plus a las humillaciones a las que fui sometida”, dijo. La testigo reconoció a sus victimarios por nombre, apellido y apodo, y solicitó que se retiraran de la sala. Luego recordó que Rodríguez, al volver de un operativo, le dijo “con vos vamos a hacer jabón de tocador”. El coronel presenció el relato desde una sala contigua. Al volver pidió la palabra, los presentes pensaron que iba a desmentir a la testigo, pero no: era para defender a Acosta.
El jueves comenzarán los alegatos de Martín Fresneda y Claudio Orosz, abogados de Hijos y Familiares que representan a las hijas de Hilda Palacios, y Mauro Ompré, abogado de la familia de Carlos Lajas. El viernes será el turno de los fiscales Maximiliano Hairabedian, Jorge Asís y Graciela López de Filoñuk. El lunes siguiente será el turno de las defensas y el lunes 21 podría llegar a conocerse la sentencia. Antes los represores podrán hacer uso del derecho a decir sus últimas palabras.
Hace 31 años, una patota de militares y miembros del Comando Nacionalista Universitario de Mar del Plata secuestró a un grupo de abogados laboralistas y los trasladó a La Cueva, un centro clandestino ubicado en la base aérea local. Entre las víctimas de la Noche de las Corbatas, aún impune, estaban Tomás Fresneda y Mercedes Argañaraz, padres de Martín, abogado de Hijos regional Córdoba y segundo miembro de esa agrupación (la primera fue Verónica Bogliano, de la regional La Plata) que actúa como querellante en causas por crímenes de lesa humanidad.
–¿Cuál es el balance del juicio hasta aquí?
–Sumamente positivo. Gran cantidad de testigos describieron con claridad la metodología usada en La Perla. Se demostró la implementación de un plan sistemático de exterminio de opositores políticos, método perverso importado de los escuadrones de la muerte de Argelia, con interrogatorios para extraer información y lograr detenciones en cadena. También se mostró el método de exterminio. Un ex gendarme declaró que se negó a participar de un fusilamiento y por eso lo echaron, pero vio a miembros del destacamento matar a secuestrados de La Perla. Contó que los hicieron cavar un pozo, los mataron, luego los quemaron y enterraron disimulando el lugar. También fue positivo el reconocimiento de La Perla. Los sobrevivientes mostraron los lugares exactos donde se alojaron las cuatro víctimas. La prueba es abundante y contundente.
–¿La única represalia contra el gendarme que se negó a fusilar fue que lo echaron de la fuerza?
–Le dijeron que era “un cagón” por incumplir la orden, le iniciaron un sumario y lo echaron.
–¿Los gendarmes participaban de fusilamientos?
–No hay pruebas o indicios de que fusilaran. A este gendarme lo llevaron en esa única ocasión, creo que con otro compañero que tampoco fusiló. No sabemos si efectivamente participaban.
–¿Cómo se sintieron los testigos al declarar frente a sus victimarios?
–Por momentos cómodos, por momentos nerviosos. Hubo un muy buen trabajo desde el Plan de Asistencia a la Víctima del Terrorismo de Estado, complementado por las secretarías de Derechos Humanos de Nación y de la provincia de Córdoba. Los psicólogos dieron contención previa y posterior a las declaraciones. También generó confianza en los testigos la Unidad de Protección, con custodias de la policía de Córdoba. Y el tribunal tuvo consideración y respeto, guardó todas las formalidades necesarias para proteger a los testigos de preguntas insidiosas y agraviantes.
–¿Cuál fue la respuesta de la sociedad?
–Es difícil de analizar. A la gente que siempre estuvo interesada, le resulta increíble que hayamos llegado a esta instancia. Muchos siguieron el juicio por los medios, que hicieron un excelente trabajo. Un sector de la sociedad que no conocía en profundidad lo sucedido tuvo oportunidad de conocer los métodos usados con los detenidos. Conocer la verdad a partir de los propios testimonios es muy valioso. Ayuda a las nuevas generaciones a entender los motivos y las causas de la derrota de una generación y a saber cómo el Estado se volvió terrorista. Sectores antes reticentes a recibir información de a poco la incorporan y emiten opiniones muy contundentes. También sirvió para que ex militantes reflexionaran sobre su visión del pasado, en particular sobre las acusaciones que alguna vez propiciaron contra sus compañeros sobrevivientes.
–¿Concurrió alguien en respaldo de los imputados?
–Sé que hubo cinco o seis familiares, pero el comportamiento fue cordial. No hubo tensión ni roces. El único inconveniente fue con un defensor (N. de R: Jorge Agüero), por su nivel de intimidación en los interrogatorios. Más aún cuando osó denunciar a la jueza y a la fiscal de primera instancia por estafa procesal. Las acusó de preparar testigos y direccionar la causa contra su defendido. Pero fue un caso aislado. Los defensores oficiales e incluso el doctor (Alejandro) Cuesta Garzón fueron muy respetuosos.
2/7/08
CARLOS LAJAS DETENIDO - DESAPARECIDO
¿Qué fue de Carlos Lajas, aquel 6 de noviembre de 1977 cuando se encontraba cuidando a su pequeño sobrino de seis meses? Se sabe, después de las declaraciones en el juicio a Menéndez y otros genocidas que la patota de “La Perla” ingresó violentamente al domicilio en el que estaban para secuestrarlo.
En el sueño del ignorante el filósofo alemán (Nietzche) afirma que "En la oscuridad, como no veo, no se siquiera qué hay. Las cosas suceden pero yo no las veo. A la gente de la oscuridad le encanta dormir y no le gusta ser despertado.Estas personas viven en la ignorancia, y porque no ven, se dejan llevar por lo que otros le dicen". Pues entonces, hay que iluminar. Y la mejor luz, es la educación, la visión y percepción crítica de la realidad tamizada por los medios de comunicación, una buena formación moral, donde el respeto por la vida, la honestidad, la verdad, y la solidaridad sean los principales valores, aunque no los únicos.
Un proverbio árabe reza "No despiertes al esclavo, porque quizás esté soñando que es libre".
A esto le contestamos: ¡ Despierta al esclavo!!!, máxime si está soñando con la libertad. Hay que despertarlo y hacerle saber que es un esclavo, sólo mediante esa conciencia podrá quizás liberarse.
"Si un hombre sólo puede obedecer es un esclavo; y si sólo puede desobedecer es resentido. En consecuencia ninguno de los dos es libre, aunque parezca insólito".
Las heridas que produjeron las desapariciones de personas durante la dictadura militar, no solo no cerrarán hasta que no se esclarezca la ultima causa y se haga justicia, sino hasta que se sepa dónde están los restos de quienes en vida, fueron las mejores flores que perfumaron nuestros jardines.
Mañana tendrá lugar el último testimonio en la causa Brandalisis, el jueves 10 de julio comienzan los alegatos.
Será Justicia!
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