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Un paraíso en la vereda
cuelga sus contelaciones de estrellitas en flores
azules, lilas, negras, blancas
es un gigante bajo los edificios que
miren
sobrevive al asfalto
en tu vida adulta que se impone
al paraíso del patio donde
te flechó el sol en la pileta
en el patio liso que se extendía
entre el cañaveral
a veces el perfume era la sutileza única
cuando sacaban agua helada de la bomba
casi una cigüeña oxidada con pico de sifón
bajo la sombra seca de la llanura
parece el mismo paraíso
con el que te resbalabas al pisar
las bumbulas podridas en la tierra
que no están aún en este que sobrevive
único
en la vereda de ahí
lo ves?
y quisiera ser todos los paraísos de la historia
pero no
no duele como aquél
no está tu nombre ni el suyo escritos
no está el ranchito el revoque caído las goteras
no colgás el vestido con flores rojas de ella
no hay sillas ni bombillas ni pava ni azucarera
no hay el sol ese que no se pegaba al cuero
no
apenas es eso que ahora porque sí
tiene un tiempo donde el tiempo es
ya no sobra como antes
es
y ahora que lo ves
una ruina un deshecho un espectro
entendés una lógica
o una melodía del mundo
que también va a desaparecer con vos
pero tal vez casi el paraíso
casi
pueda ante otro alguna vez
si sobrevive
escribir una historia diferente
y ojalá.
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¿No dormir es una forma del dolor?
Miro una serie con cuentos de hadas
respiro lento en la oscuridad
y el viento y la luz del afuera
insisten con una presencia incómoda
los ojos permanecen abiertos
aunque el sueño los ate a pesas
toneladas de deseo de cerrarse
y un magma abierto de energía del corazón
oscura más que la noche
los sostiene tiesos como en la máquina
de la naranja mecánica
Miro una serie con cuentos de hadas
respiro lento en la oscuridad
y el viento y la luz del afuera
insisten con una presencia incómoda
los ojos permanecen abiertos
aunque el sueño los ate a pesas
toneladas de deseo de cerrarse
y un magma abierto de energía del corazón
oscura más que la noche
los sostiene tiesos como en la máquina
de la naranja mecánica
hoy escribí sobre una naranja y su corrupción
casi la vida casi vos nosotros ellos y vosotros
quizá uno de sus gajos ácidos mantiene abiertos mis párpados.
Amén.
casi la vida casi vos nosotros ellos y vosotros
quizá uno de sus gajos ácidos mantiene abiertos mis párpados.
Amén.
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Cristina Molina (Leones, 1981), como puede, escribe e investiga literatura. Le encanta reseñar cualquier cosa y participar de ciclos de lectura, festivales, muestras. Cada tanto, performatea algo; a veces, le sale bien; otras no, y le encanta ser inconstante y despareja en todo. Incluso desprolija. Imprevisible más todavía cuando surge. Ha publicado los libros: Machos de campo (2017), Sus bellos ojos que tanto odiaré (2017), Wachi book (2014), Un pequeño mundo enfermo (2014), Blog (2012). Lxs ama a todxs cuando quiere.
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