7/1/19

Estela Zanlungo

El viento empuja ...
El viento empuja flores ahí afuera;
anoche les dio alas en
la rama y de esa agitación
se desprendieron.
¿Habrán girado sueltas hasta rozar el piso?
Sobre las lajas irán perdiendo lozanía,
fucsia que virará a morado,
rosa ligero casi neutro.
Las que resisten en la fronda ignoran
ese final abajo.
¿Percibirán la fuerza que las liga,
la savia que mañana será menos
que el soplo que una vez las movió?
Yo que me empeño en encontrar belleza
la tenía sencilla entre los pies
y como el ciclo del agua,
pero en mi patio,
se enciende el aire cuando barro las hojas.
………………………………….
Livre
¿Cómo se ve de adentro el mediodía
cuando el sol cae a plomo en las favelas?
¿Qué luz se adhiere como un chicle
al hueco de tu claraboya ?
¿Quién es el carcelero
que hace de cuenta que no te ve
cuando te alcanza el plato?
¿Dónde apoyás la mano que sostiene
la idea de los huesos de un mundo menos cruel?
¿A qué hora te dormís, sobre qué sábana
descansa la cabeza
que va a soñar que caminás entre la gente
y todos se amontonan para tocarte el hombro?
Anoche alguien te dio por libre. Yo pensé para mí:
Es navidad.
Aquí, mientras estamos celebrando
la gente imprescindible se va sin decir nada,
de a tres se van
los despedimos como a amigos
y la verdad, fue un alivio en mitad del dolor
imaginar las calles, por un momento
tu nombre, una bengala en la lengua de Pessoa.
Pero era falsa alarma y quedamos
un poco más escépticos
con nuestros muertos tibios
y la estrella del árbol ladeada como un gorro.
Vos te vas a dormir
en un país que es casi un continente.
Las fieras andan sueltas, pronto
se hará de día y habrás soñado que acá en el sur
se echó a rodar una verdad
que aún no es cierta.
(Los hijos de la jauría)
……………………………………….
Alguien sabe qué será de la vida de Santiago,
si anoche durmió bien,
dónde pasó la tarde,
en quién pensó mientras trataba de cruzar el río,
si tiene un par de medias secas para cambiarse?
¿Alguien lo vio volver a casa,
prender el fuego para entrar en calor,
llenar la pava a la mitad,
tirar la yerba de ayer en una bolsa?
Dice mi madre que no hay cosa peor
que irse a dormir con los pies fríos.
Mamá,
un hombre solo frente a un ejército,
está desnudo para siempre.
(Poema a Santiago Maldonado)

………………………………………….

A ver quién es la próxima
Dirán que apareciste,
como cuando buscás alguna cosa
durante días
y la encontrás adentro de una bolsa.
¿Adentro de una bolsa se aparece
o se empieza a no estar
o se termina de haber estado
con ganas de bañarse
habiéndose sacado los zapatos
con el pelo mojado y una toalla en la cabeza?
Desde un nylon
la calle se oscurece
el nudo marca el lugar por donde entró la bala.
Nadie se asombraría de tu nombre
en la lista,
los vamos apilando en tandas
los decimos
con el rictus de algo que huele mal,
y aunque no vayas a enterarte
cuando te tengan en la boca
como una fruta negra
alguien dirá por vos,
aparecida.


……………………………………..

Los hijos de la jauría
Otra vez han venido a dormir
bajo el alero frente a la ventana.
Desde adentro espiamos
a veces nos reímos de cosas
que no sabemos explicar
genuinamente nos reímos
como haciendo de cuenta que hay un incendio,
pero en alguna parte vieja de la casa
que se desploma
y carga el aire de una arena
que no termina de matar.
Entonces barremos los escombros
nos achicamos
llevamos inventario de lo que va quedando en pie.
Decía, afuera
los animales se arriman entre ellos
cuando se hace de noche
uno pegado al otro,
esa facilidad para enroscarse
y contagiar la idea
de un cuerpo duro girando sobre sí.
Estos no son de acá, no
son como el perdido que erguía las orejas
adelantándose a un rescate
que no iba a llegar nunca.
Estos no esperan nada, toman
la calle como propia
y de día se van quién sabe adónde.
Siempre hay algún vecino
que arrima un plato de polenta,
será por eso que vuelven al tinglado
por si acaso lloviese.
Todos sabemos lo raro que está el tiempo
y lo inestable de
una primavera en tiempos de escasez.
Tampoco hay que ser perro
para reconocer por el olor
los días que se vienen,
algunos ya van sobre los huesos
se refriegan los lomos
hasta que sangra o deja de picar.
Yo me traería dos, les pegaría
un baño que se quedaran sentados
en el porch mirando a los de enfrente
con el pescuezo un poco erguido
y rascaran la puerta
para echarse a dormir abajo de la mesa.
Ahora seguro están haciendo tiempo en el semáforo
agitando un trapito
a la salida del paseo de compras,
donde los autos van con las puertas trabadas,
y ellos entonces
aspirarán el aire de septiembre
o lo que tengan a la mano
volverán al alero cuando no quede nada
por morder, por perder
o se caigan de sueño
lo primero que pase.



Estela Zanlungo nació en Lomas de Zamora en 1958. Es poeta, docente y Técnica Superior en Coreografía e Interpretación de Tango (EDTA). Participó en Clínicas de escritura poética de la Biblioteca Nacional. 
Sus libros publicados:
Participó en antologías desde el 2008 al 2012
Su libro Soñar con Agua (del Dock, 2014) recibió el Primer premio del Régimen de Fomento a la producción literaria nacional, Fondo Nacional de las Artes, 2012. 
Su segundo libro,Los días del Buitre (La mariposa y la iguana, 2018) con prólogo de Claudia Masín, se presentó en el mes de julio de 3018. Coordina talleres de escritura y en la actualidad integra el colectivo Poetas de la Biblioteca. 

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